Redacción-

Guy Felicella es asesor clínico en un centro de consumo supervisado de la Colombia Británica y autor del artículo de opinión publicado en Vancouverisawesome.com bajo el título Why the drug supply is still killing people in B.C. (¿Por qué el suministro de drogas sigue matando gente en B.C.?). En él argumenta la necesidad de caminar hacia la regulación de las drogas ilegales para frenar la crisis de las sobredosis.

La crisis de la sobredosis en la Columbia Británica se cobró en 2021 siete vidas al día, el año más mortífero desde que se tienen cifras. En el 87 % de las muertes por sobredosis está involucrado el fentanilo, un opioide sintético con mayor toxicidad que la heroína. Según Guy, actualmente muchas personas que consumen heroína son conscientes que también consumen fentanilo, «muchos quieren fentanilo» asegura. Las muertes por sobredosis con fentanilo muchas veces son de personas que eran conscientes de que lo consumían, pero desconocían la dosis que llevaba, ya que en los últimos años la adulteración con fentanilo ha pasado de un 8 % a un 15 % de media en cada muestra.

Algunos se están muriendo porque no saben QUÉ están tomando; otros se están muriendo porque no saben CUÁNTO están tomando. Lo que tienen en común es que no tienen información sobre lo que están consumiendo – Guy Felicella

Guy señala en su artículo que las muertes por sobredosis en la Columbia Británica, «son un fracaso de la protección del consumidor». Las drogas se seguirán comercializando desde el mercado ilegal si no son reguladas, un mercado cuyo único interés es aumentar sus ganancias, según Guy, para el narcotráfico «las sobredosis y los envenenamientos son solo parte del negocio».

En el artículo expone que un mercado regulado podría permitir el acceso a las sustancias con información de su composición y potencia, y que eso sí que podría reducir las sobredosis, a la vez que proteger a los consumidores, dándoles información. «La regulación de medicamentos no es una idea radical. De hecho, es función de los gobiernos regular las sustancias para proteger a las personas. Los gobiernos hacen lo mismo con otras sustancias como el alcohol y el cannabis. También lo hacen por los alimentos que comemos», defiende Guy en su artículo.

Además, señala que las terapias con otras drogas como la hidromorfina, no son una opción para todo el mundo. Muchas personas la rechazan porque no sienten lo mismo que con la heroína o el fentanilo. Como ejemplo habla de grupos activistas de consumidores de drogas como DULF y VANDU, que distribuyen drogas analizadas a través de «clubs de compasión», a la vez que empoderan a las personas para que tomen «decisiones reales e informadas».

Sin embargo, Guy no analiza que impacto podría tener una nueva industria legal de heroína o fentanilo. Cuando cita el alcohol como un ejemplo de droga regulada y etiquetada, no analiza el impacto sobre el consumo de la industria alcoholera. Puede que no entre en el asunto porque se centra en evitar las sobredosis y considera que la industria también trabajaría para evitar las sobredosis. O a lo mejor él propondría una regulación diferente en lo que respecta a producción y distribución. Ambas opciones son especulaciones, porque no es algo que quede recogido en el artículo.

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