La última edición del estudio anual sobre análisis de aguas residuales en Europa, coordinado por la Agencia de la Unión Europea sobre Drogas (EUDA) en colaboración con la red científica SCORE, ha sacado a la luz las tendencias más recientes en el consumo de sustancias en el continente. El informe analizó muestras recogidas en 128 ciudades de 26 países europeos, cubriendo a una población de aproximadamente 69 millones de personas.

El estudio detectó residuos de seis sustancias de uso ilícito: cocaína, MDMA (éxtasis), anfetamina, metanfetamina, ketamina y cannabis. Sus resultados no solo ofrecen un retrato de qué sustancias se consumen más y dónde, sino también cuándo, revelando patrones de consumo a lo largo de la semana.

Una de las conclusiones más destacadas del informe es el repunte en el consumo de cocaína. Las concentraciones más altas de esta sustancia se detectaron en aguas residuales de ciudades en Bélgica, Países Bajos y España. En 39 de las 72 ciudades con datos comparables respecto a 2023, se observó un aumento en la presencia de su metabolito benzoylecgonina.

El MDMA, éxtasis, también mostró un incremento en 41 de las 76 ciudades con datos comparables, especialmente en Europa Occidental y del Sur. Bélgica, República Checa, Países Bajos y Portugal registraron las cargas más altas. En el caso de la anfetamina, el patrón geográfico se invierte: las concentraciones más elevadas se localizaron en ciudades del norte y este de Europa, incluyendo Alemania, Suecia y Noruega. De las 68 ciudades analizadas, 34 reportaron un aumento.

Aunque menos extendidos, el consumo de ketamina y metanfetamina también fue objeto de análisis. La ketamina mostró una concentración creciente en zonas urbanas de Europa Occidental, mientras que la metanfetamina —más común históricamente en la República Checa y Eslovaquia— comienza a aparecer en otras regiones, incluyendo zonas del sur de Alemania y el este de España.

Pese a seguir siendo la sustancia más consumida en Europa, el análisis revela una leve disminución en la presencia de residuos de cannabis en aguas residuales. De las 51 ciudades con datos comparables, 25 registraron una disminución del metabolito THC-COOH. No obstante, ciudades españolas como Barcelona y Valencia siguen figurando entre las que presentan los niveles más altos.

El Estado español destaca por su alta presencia de residuos de cocaína y cannabis, consolidándose como uno de los países con mayor consumo urbano. Esto plantea desafíos para las políticas públicas, en un momento en el que se debaten reformas para regular el cannabis y endurecer el control sobre productos derivados como los aceites de CBD y los vaporizadores.

Además de los datos geográficos, el informe reveló patrones temporales de consumo: mientras sustancias como la cocaína, el MDMA y la ketamina presentan picos durante los fines de semana, asociándose a un uso recreativo, otras como el cannabis y las anfetaminas tienen una distribución más estable a lo largo de la semana.

Según Alexis Goosdeel, director de la EUDA: «Estos datos ofrecen una herramienta poderosa para la vigilancia epidemiológica y para diseñar respuestas de salud pública más adaptadas a la realidad del consumo en cada ciudad». De la misma manera, se recalca que estos hallazgos subrayan la necesidad de seguir reforzando las políticas de prevención, educación y reducción de daños en un contexto en el que los mercados evolucionan con rapidez.