La regulación actual de los cigarrillos electrónicos y de los productos de tabaco calentado debería cambiar y establecer disposiciones diferentes para los dos grupos de productos, sugiere una investigación publicada en ‘BMJ Open’.

Los cigarrillos electrónicos, conocidos como sistemas electrónicos de suministro de nicotina, y los productos de tabaco calentado (dispositivos que contienen tabaco y lo calientan para producir una emisión que contiene nicotina y otras sustancias químicas) se han comercializado durante la última década como una forma de que los fumadores dejen el tabaco combustible.

La regulación de estos productos varía significativamente según las distintas autoridades sanitarias nacionales en todo el mundo y se desconoce la relación exacta beneficio/riesgo debido a la falta de datos y pruebas rigurosas sobre su eficacia y riesgos como herramienta para dejar de fumar.

Por ello, un equipo de investigadores de Francia y Suiza se propuso recabar las opiniones de expertos internacionales en control del tabaco y en dejar de fumar en una serie de encuestas realizadas entre diciembre de 2018 y marzo de 2020.

Encuestaron a 268 personas de 15 países con experiencia clínica, de salud pública o de investigación relevante y recogieron las respuestas de 92 participantes en la primera ronda de su encuesta Delphi y de 55 en la segunda ronda.

En estas encuestas se preguntaba por las afirmaciones o recomendaciones sobre los e-cigarrillos y los productos de tabaco calentado, centrándose en cuatro categorías: regulación, venta, uso y cuestiones generales.

Las respuestas sobre los cigarrillos electrónicos mostraron un consenso de acuerdo en que los componentes de los líquidos electrónicos deberían figurar en el producto, debería haber un límite máximo definido de concentración de nicotina y debería haber una advertencia declarada sobre la falta de pruebas sobre la seguridad a largo plazo y el potencial de adicción de estos productos.

Además, afirmaron que los cigarrillos electrónicos no deberían ser regulados como productos de consumo, sino como una nueva categoría de productos de suministro de nicotina o de tabaco con o sin regulación específica, mientras que los productos no deberían venderse en tiendas generales, sino en tiendas especializadas, tiendas de tabaco o en farmacias con restricciones de venta para menores.

En cuanto a los productos de tabaco calentado, los expertos coincidieron en que estos productos tienen el mismo potencial adictivo que los cigarrillos convencionales, por lo que tampoco deberían ser regulados como un producto de consumo, sino como un producto de tabaco con mensajes de advertencia similares a los de los cigarrillos, al tiempo que no debería permitirse su publicidad.

Los expertos también recomiendan el uso tanto de los e-cigarrillos como de los productos de tabaco calentado no debería estar permitido en lugares públicos cerrados; la aplicación de un impuesto específico para los cigarrillos electrónicos, y que los impuestos sobre los productos de tabaco calentado no sean más bajos que los de los cigarrillos convencionales.

En general, los expertos coincidieron en que el consumo de cigarrillos era más probable tanto con los cigarrillos electrónicos como con los productos de tabaco calentado (uso dual) que con el abandono del tabaco, y que la administración de drogas ilegales era probable con los sistemas electrónicos de administración de nicotina.

Otras opiniones mostraron que los cigarrillos electrónicos se consideraban menos peligrosos para los fumadores de tabaco y menos adictivos que los productos de tabaco calentado.

Los autores reconocieron que su estudio tenía algunas limitaciones, pero contó con un panel internacional de reconocidos expertos en el control del tabaco y la deshabituación tabáquica, y las encuestas abordaron muchas cuestiones que probablemente plantearían los profesionales sanitarios y los responsables de la toma de decisiones en este ámbito, argumentaron.

Los autores concluyen que «los expertos en control del tabaco y/o en dejar de fumar recomiendan una regulación diferenciada para los sistemas electrónicos de suministro de nicotina y los productos de tabaco calentado. Los resultados de esta encuesta pueden ser útiles para las autoridades sanitarias, los responsables de la toma de decisiones y los investigadores del campo del consumo y el abandono del tabaco».

Nota: artículo original publicado en infosalus.com