La política mundial sobre drogas no es solo un error: es un freno al crecimiento humano y una muestra de desprecio hacia las tradiciones ancestrales. Estas políticas han ignorado cómo muchas culturas han integrado el uso de sustancias psicoactivas como parte esencial de su desarrollo cultural, espiritual y social. Más allá de la hipocresía y los intereses comerciales que sustentan las políticas actuales, lo verdaderamente preocupante es cómo bloquean el potencial de los psicodélicos para transformar no solo a los individuos, sino también a la humanidad en su conjunto.

Un sistema marcado por la contradicción y la desinformación

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