La dispensación en farmacias comunitarias del tratamiento basado en antivirales de acción directa frente al VHC permitiría mayores tasas de curación en este colectivo

El tratamiento directamente observado de la hepatitis C es una herramienta de ayuda a la adherencia muy efectiva que logra tasas elevadas de curación en personas usuarias de drogas inyectables (UDI). Este es la principal conclusión de un estudio austríaco llevado a cabo en farmacias y centros de reducción de daños de baja exigencia cuyos resultados se publicaron en la revista PLoS ONe.

En muchos contextos, las personas usuarias de drogas inyectables que reciben tratamiento de sustitución con opioides a través de programas desarrollados en dispositivos ambulatorios, como pueden ser las farmacias comunitarias, a menudo son reacias a acudir a los centros hospitalarios después del diagnóstico de hepatitis C.

Ofrecer la prueba del VHC en las farmacias con programas de terapia de sustitución con opioides ha revelado que una gran proporción de las personas diagnosticadas de hepatitis C en este entorno han recibido un diagnóstico previo de hepatitis C. Por ello, dispensar el tratamiento frente a la hepatitis C a través de estas farmacias comunitarias podría permitir que un mayor número de personas usuarias de drogas inyectables se curen de la infección por el VHC.

Un proyecto piloto de realización de pruebas y tratamiento de la hepatitis C en farmacias comunitarias de Londres (Reino Unido) reveló una fuerte preferencia por la administración del tratamiento del VHC a través de este tipo de centros dispensadores.

En Viena, unas 6.500 personas usuarias de drogas inyectables reciben terapia de sustitución con opioides a través de una farmacia comunitaria o un centro de reducción de daños de baja exigencia. Aproximadamente una de cada tres tiene hepatitis C.

Un equipo de investigadores de Viena (Austria) examinó la efectividad del tratamiento directamente observado o el tratamiento hospitalario estándar en 145 personas usuarias de drogas inyectables. Se evaluó a estas personas mediante un médico especialista en adicciones, una enfermera y un hepatólogo para determinar su probabilidad de adherirse a un tratamiento autoadministrado dispensado por un centro hospitalario basado en el régimen antiviral de acción directa (AAD) glecapresvir/pibrentasvir (Maviret®). Aquellos participantes que se pensaba que experimentarían dificultades se asignaron a un tratamiento directamente observado en un entorno comunitario (n= 74), mientras que aquellos que se creía que tenían capacidad para cumplir con el tratamiento dispensado una vez al mes se asignaron a la atención hospitalaria (n= 71).

Las personas asignadas a la terapia observada directamente recibieron medicación para tratar la hepatitis C (glecapresvir/pibrentasvir) en una farmacia o bien una clínica ambulatoria de lunes a sábado junto a la terapia de sustitución con opioides. Asimismo, se les dispensó una dosis de medicación antiviral para tomar el domingo cuando las instalaciones estaban cerradas.

No se registraron diferencias significativas entre los dos grupos de tratamiento, excepto por la edad. Las personas que recibieron tratamiento en la clínica eran mayores (50 años frente a 38 años; p <0,0001). El 62% de los participantes del estudio eran hombres, casi todos (93%) no tenían experiencia previa en el tratamiento frente al VHC y el 85% tenían enfermedad hepática en fase inicial (estadios F0-F2 de fibrosis hepática de la escala Metavir).

Las personas del grupo de tratamiento directamente observado tenían más probabilidades de estar desempleadas (86% frente al 69%), menos probabilidades de tener una propia vivienda (52% frente al 17%) y más probabilidades de haber estado privadas de libertad (66% frente al 1%) que las personas del grupo de atención hospitalaria.

El tratamiento administrado de glecapresvir/pibrentasvir se mostró altamente efectivo en el grupo de terapia directamente observada. Un total de 70 de 74 participantes (94,6%) lograron una respuesta virológica sostenida (lo que se considera la curación de la hepatitis C), dos pacientes se perdieron durante el seguimiento, uno murió después del tratamiento y antes de la medición de la RVS y un paciente con infección por genotipo 3 del VHC no respondió al tratamiento.

En el grupo de tratamiento hospitalario, 69 de 71 participantes (97,2%) lograron una respuesta virológica sostenida; un paciente se perdió durante el seguimiento y un paciente con infección por genotipo 3 del VHC experimentó un rebote viral 12 semanas después de completar el tratamiento.

La adherencia al tratamiento fue alta en el grupo de terapia directamente observada; 70 de 74 no se olvidaron de tomar ninguna dosis. Entre los que omitieron dosis, tres de cada cuatro lograron una respuesta virológica sostenida. En general, solo se perdieron 32 de las 3.332 dosis programadas en este grupo de estudio.

No se registraron acontecimientos adversos graves en ninguno de los grupos de estudio.

Los investigadores concluyen indicando que la terapia observada directamente puede representar una medida clave para contribuir al objetivo de eliminación del VHC en las personas que se inyectan drogas que acceden a la terapia de sustitución con opioides. El estudio también subraya la importancia de hacer que la terapia de sustitución con opioides esté disponible a través de farmacias comunitarias y el valor potencial de estos servicios como puntos de acceso para el tratamiento de la hepatitis C.