El mensaje ecologista y a contracorriente de Gustavo Petro se ha oído con más fuerza que nunca este martes en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. El presidente ha utilizado en todo momento un tono desafiante y antiestablishment ante los líderes de todo el mundo. Sin rodeos, ha calificado de fracaso la guerra contra las drogas y la lucha contra el cambio climático. Su discurso ha estado regado de críticas veladas a EE UU por las invasiones a otros países, la dependencia mundial del petróleo y los estragos del capitalismo especulador. “El desastre climático matará centenares de millones de personas y oigan bien, no lo produce el planeta, lo produce el capital”, dijo.

Cuando se bajó del atril, estaba azorado. Unas gotas de sudor le bañaban el rostro: acababa de pronunciar el discurso más contundente desde que llegó al poder hace mes y medio. Había explicado unos minutos antes que el problema del tráfico de drogas no solo es de los países productores como Colombia, sino de las naciones consumidoras como EE UU. “Nosotros les servimos para excusar los vacíos y las soledades de su propia sociedad que la llevan a vivir en medio de las burbujas de las drogas. Les ocultamos sus problemas que se niegan a reformar”, repitió, por si a alguien no le había quedado claro. Desde su posesión, insiste en la necesidad de cambiar el paradigma de la lucha antidrogas, que en los últimos 40 años ha dejado millones de muertos en América Latina sin grandes éxitos a la vista.

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