En los últimos años se ha argumentado que Guatemala está por convertirse en un narcoestado o que incluso ya lo es. Me parece que tal afirmación, severa que lo es, requiere de un poco más de análisis más allá de la evidencia anecdótica a la que se suele recurrir. Catalogar a un país como un narcoestado no es poca cosa, dicha afirmación tiene implicaciones drásticas tanto internas en nuestra sociedad como externas ante la comunidad internacional. Además, utilizar los conceptos sin ninguna rigurosidad técnica o académica impide que dichos conceptos sean útiles para evaluar o comparar fenómenos políticos y sociales.

Durante algunos días he buscado alguna literatura que nos de luz ante tan importante fenómeno. Como en el ámbito de la corrupción, he encontrado que mucho se habla, pero poco se escribe o estudia. Muchas columnas de opinión, capítulos de libros o artículos de revistas se enfocan en casos puntuales o en análisis que obvian una definición puntual y medible de narcoestado. Sin embargo, este ejercicio de identificar una definición utilizable ya fue hecho hace unos años por lo que me remito a compartirlo.

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