Ha pasado ya un año de la crisis sanitaria por el coronavirus y con ella muchas personas adultas han visto como su modo de vida también ha sufrido un gran cambio. Teletrabajo, menos tiempo de ocio al aire libre y aislamiento físico, con ciertos sacrificios en el ámbito social. Para muchos adolescentes y jóvenes está siendo especialmente duro este periodo. Las medidas restrictivas, el cese de sus actividades deportivas, el cierre del ocio nocturno, la situación de estrés ocasionada por el confinamiento y, en definitiva, la falta de socialización habitual en estas edades, puede incrementar los sentimientos de irritabilidad y enfado, además de un uso excesivo de las tecnologías digitales conectadas (en particular videojuegos y redes sociales) e incluso una falta de interés generalizada.

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