Las convenciones de las Naciones Unidas constituyen la columna vertebral de la política internacional de control de drogas. En junio de 1998, las Naciones Unidas convocaron una Sesión Especial de la Asamblea General sobre el Problema Mundial de las Drogas (UNGASS). A pesar de la existencia de múltiples indicios sobre la ineficacia de la actual política de control de drogas, los Estados miembros de NN.UU. no cambiaron de actitud durante la Sesión Especial, reafirmando su intención de luchar contra el problema de la droga. Sin tener en cuenta que sus políticas causarían más daño que beneficio, la Asamblea adoptó una estrategia global para reducir la oferta y la demanda de drogas ilícitas en el año 2008. Sin embargo, no se realizó ninguna evaluación seria sobre el fracaso de las actuales políticas antidrogas. Ver la evaluación de TNI del evento: UNGASS: Una oportunidad perdida.
Como miembro del Comite Europeo de ONGs sobre Drogas y Desarollo (ENCOD) y la Coalición Internacional de ONGs por una Política de Drogas Justa y Eficaz (ICN), TNI y Acción Andina participaron en la redacción del Manifiesto para una política de drogas justa y eficaz. El manifiesto explica las consideraciones y la subsecuente propuesta de ONGs preocupadas por el creciente impacto del tráfico de drogas ilícitas y las políticas destinadas a controlarlo.
Previo a UNGASS, el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas (PNUFID) desarrolló la Estrategia para la Eliminación de la Coca y la Adormidera (EECA o SCOPE en sus siglas inglés) para erradicar el cultivo ilícito de ambas plantas en el año 2008. La reserva de algunos países potencialmente donantes evitó que SCOPE formara parte de la agenda oficial de UNGASS, pero eso no significa que el plan no siga en marcha. NN.UU. continúa trabajando en base a las líneas del proyecto SCOPE, únicamente ha desaparecido el nombre. Para una evaluación crítica de la estrategia SCOPE de eliminación a 10 años del PNUFID ver: Estrategia mundial antidrogas: barniz de un colapso.
Para más información sobre UNGASS y SCOPE ver: Informes y Documentación sobre Política de control de drogas de las NN.UU..
En febrero del 2000, TNI expuso el apoyo del PNUFID a la investigación y desarrollo de herbicidas biológicos para eliminar los cultivos de coca y adormidera. En este polémico programa se desarrollan hongos patógenos para su uso global en áreas de producción de drogas, pero sobre todo en Asia y Sudamérica. Los agentes son peligrosos para el medio ambiente, y existe el riesgo de que afecten a las plantas silvestres y la agricultura en ecosistemas frágiles con gran biodiversidad. Estos agentes biológicos también ponen en peligro la salud humana y amenazan con debilitar la prohibición global de las armas biológicas. Ver: Guerra biológica en la guerra a las drogas.
En diciembre de 2000, el oficial del PNUFID, Michael von der Schulenberg dimitió como Director de la División de Operaciones y Análisis. En su carta de dimisión criticó duramente al director del PNUFID Pino Arlacchi. Desde entonces, han aparecido evidencias de graves irregularidades en la administración y posible corrupción en la oficina principal de Viena del Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas.
Varios donantes europeos, incluidos los Países Bajos, cortaron su financiación al PNUFID debido a las acusaciones de mala administración contra Pino Arlacchi. Ello generó una investigación condenatoria de NN.UU. difundida en junio de 2001. Los inspectores internos de NN.UU. que investigaron la agencia describieron su sistema de toma de decisiones y de operaciones como «más apropiado para un destacamento operativo que para una organización estable que necesita responsabilidades y líneas de autoridad claramente definidas». En diciembre de 2001 Arlacchi dejó la organización, y en marzo de 2002 Kofi Annan, secretario general de NN.UU., nombró el tecnócrata italiano Antonio Maria Costa (quien fue secretario general del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo) como nuevo jefe de la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de las Drogas y la Prevención del Crimen (ODCCP), en que la PNUFID está funcionando.
Annan parece haber optado por alguien completamente alejado del tema de las drogas. Se trata de un burócrata profesional que cuenta básicamente con una fuerte capacidad de organización administrativa. Para salir de la crisis de los últimos años, el nuevo director de la agencia debe ser una persona de mentalidad abierta acerca de la futura dirección del debate en políticas de drogas, y con un estilo de liderazgo constructivo que pueda reparar la cultura interna de la agencia corroída por el clima de desacuerdos. Para el cargo de director ejecutivo había que escoger entre alguien que continuara con el enfoque estrecho de la aplicación de la ley, o alguien con una visión más amplia del tema de las drogas, incluyendo temas de desarrollo y de salud.
Esperemos que Antonio Maria Costa logre introducir los nuevos aires que la agencia necesita. Las simplistas políticas de drogas prohibicionistas se están quedando desfasadas con respecto al cambio en la visión de la opinión pública sobre este tema, y con la practica en el campo donde, particularmente en Europa, se están aplicando con éxitos los conceptos de la Reducción de daños. Es necesaria una seria evaluación de las políticas globales de drogas. Se perdió una gran oportunidad en la Sesión Especial de la Asamblea General sobre el Problema Mundial de las Drogas (UNGASS).
El inicio del juramento Hipocrático dice «Primum non nocere…» («Primero, no hacer daño…»). Las políticas antidrogas tienen su origen en el deseo de proteger el bienestar humano: la comunidad internacional, preocupada por el impacto de las drogas en la salud pública, empezó a prohibir una serie de substancias y estableció las medidas para suprimir su producción, distribución y abuso. Desde entonces, la economía de las drogas ilícitas ha crecido exponencialmente, y la estrategia para combatirlas se ha convertido en una guerra a gran escala.
En la actualidad, el control internacional de drogas causa más daño de lo que sana. En un reciente informe, la importante revista semanal The Economist declaraba que ya ha llegado el momento para que los gobiernos regresen a los principios originales y «…una primera prioridad es buscar medidas que reduzcan el daño que hacen las drogas, tanto a los usuarios como a la sociedad en general». (Ver: Tropezando en la oscuridad, The Economist, 26 de julio de 2001). Es tiempo para más sentido comun. Es tiempo para un cambio.
En 1998, durante la UNGASS, ignorando la experiencia de casi cuatro décadas de políticas fallidas en materia de cultivos ilícitos, la ONU vuelve a fijarse un plazo: eliminación de coca y opio en el 2008. Uno de los instrumentos para alcanzar tal objetivo es el Desarrollo Alternativo, concepto que quedó internacionalmente reconocido en esa conferencia como parte de una estrategia de control de drogas integral. Los otros elementos de esta estrategia son la erradicación y la ejecución de la ley. La experiencia ha revelado que la combinación simultánea de estas prácticas –lo que en otras palabras se conoce como «zanahoria y garrote»– es contraproducente.
El TNI propone reconceptualizar la estrategia –separando desarrollo alternativo de erradicación forzosa y represión y garantizando a los campesinos el apoyo necesario para garantizar un futuro alternativo sostenible. Más aún, TNI insta a aplicar el concepto de reducción del daño como base para una política de drogas racional y pragmática. Este concepto ya ha sido aplicado con éxito en muchos países, sobre todo en Europa, pero hasta ahora sólo desde el lado del consumo. Es la hora de aplicar estos principios a la parte de la producción de la ecuación. (Ver: Desarrollo alternativo y erradicación: Un enfoque desequilibrado, Drogas & Conflicto – marzo 2002; y El futuro del desarrollo alternativo).