Es una planta herbácea, anual y su tamaño suele ser de uno a tres metros, aunque en condiciones muy favorables puede llegar a los cinco metros. Crece y se cultiva, desde hace miles de años, en las regiones de la tierra con clima cálidos, secos y soleados.
El hecho de que el hachís se saque de una planta, no significa que no contenga sustancias tóxicas, también la heroína y la cocaína se sacan de una planta y no por eso dejan de contener sustancias tóxicas que afectan al cerebro, es decir, que alteran la función normal del cerebro y por lo tanto pueden dañar la salud.
Toda la planta, incluso sus raíces, está cubierta de unos pequeños “pelillos” o filamentos, aunque la mayor cantidad de ellos se encuentra en las flores y en las hojas superiores de la planta. Estos “pelillos” producen una resina marrón pegajosa que se almacena en las flores de la planta hembra. Cuando a la planta le salen las flores, éstas se recogen y se aplastan y se forma con ellas una pasta de color marrón (por eso se le llama “mierda”) que se prensa en formas de tabletas (por eso también se le llama “chocolate”). Así se saca el hachís. Las tabletas a su vez se dividen en trocitos para su venta (“chinas”).
En Europa se consume sobre todo el hachís. Se fuma mezclado con tabaco.
De la planta se extrae también la marihuana (en argot también se llama “hierba” o “María”). Se elabora a partir de las flores, hojas y tallos pequeños de la planta, que se trituran y se dejan secar al sol. Se consume de esta manera sobre todo en América. Se fuma sola o mezclada con tabaco rubio.
Bueno… no se trata de comparar el hachís con la cocaína o la heroína, si es mejor o peor, hace más o menos daño, es más o menos peligrosa… me gustaría hoy que habláramos sobre el hachís que es para lo que me habéis llamado ¿no? Y otro día si queréis hablamos de las otras sustancias.
Se llama “principio psicoactivo” de una droga… o si preferís, para simplificar, “principio activo”, a los componentes químicos que producen los efectos que se notan después de haberla tomado, es decir, los compuestos químicos de la planta que tienen la capacidad de modificar el funcionamiento normal y habitual de las neuronas de nuestro cerebro.
Todas la drogas, incluido el hachís, tienen en común que cuando son introducidas en nuestro cuerpo, llegan al cerebro a través de la sangre produciendo entonces los efectos que provocan.
Como os estaba diciendo, en la planta del Cannabis hay más de 60 “principios activos” o cannabinoides. Los principales cannabinoides son cuatro y el más importante de ellos, el más potente, el principal responsable de los efectos que produce el cannabis, es el delta-9- THC o si preferís… ¡total ya puestos a decir palabras raras!….. “treta- hidro cannabinol”.
Tanto la planta femenina como la masculina contienen THC, en realidad se encuentra en todas las partes de la planta, menos en las semillas y el efecto que produzca, tanto la marihuana como el hachís, va a depender de la cantidad y la potencia del THC que contenga.
Es cierto que, en general, se considera que un consumo ocasional no resulta más peligroso que otras drogas que están aceptadas como son el tabaco y el alcohol, pero tampoco se puede decir que el hachís es una droga que no tiene ningún peligro, que se puede fumar todo lo que se quiera y que no hace daño a la salud… no se puede ir de un extremo a otro.
Como cualquier tóxico, su uso continuado no es inofensivo. Las investigaciones ya indican algunos efectos psicológicos negativos aunque se fume de vez en cuando y el uso prolongado a largo plazo puede causar daños orgánicos permanentes al cerebro. También hay que tener en cuenta la poca cantidad de producto activo (THC) que lleva el hachís que normalmente se vende en la calle y la cantidad de añadidos perjudiciales que le ponen.
La propia sustancia ya suele venir en condiciones poco higiénicas y con multitud de sustancias contaminantes desde el país de origen. Suele estar adulterado para ocultar la poca cantidad de resina de Cannabis que tiene y sacar mayor beneficio en su venta. Solo suele ser hachís una cuarta parte o menos. Se mezcla con cualquier sustancia para “dar el pego” a la persona que lo va a comprar, que piensa que está comprando una cantidad de hachís y lo que en realidad está comprando es un poquito de hachís mezclado con estiércol, alquitranes, clara de huevo, leche condensada, hena para el pelo. Para adulterarlo y ampliar su volumen y su peso se emplea cualquier sustancia que vaya bien con su aspecto y su consistencia.
Referencias bibliográficas de las que se ha extraído parte del contenido de esta guía:
- «Psicología de las Drogodependencias». Antonio Cano Vindel. Universidad Complutense de Madrid.
- «Drogas: Saber Más, Arriesgar Menos. La Guía de la Juventud Europea.« Comité Francés de Educación para la Salud y la Misión Interministerial de Lucha contra la Droga y Toxicomanía. Traducción: Fundación Vivir Sin Drogas.
- «Manual sobre Programas de Prevención del Uso Indebido de Drogas con Participación de los Jóvenes«. Una Guía de desarrollo y perfeccionamiento. Oficina de las Naciones Unidas de la Fiscalización de Drogas y de Prevención del Delito. (PDF)
- Material Informativo para los Jóvenes del Programa «Déjame que te cuente algo sobre…los Porros« Carmen Arbex y Remedios Comas. ATICA Servicios de Salud.