La mejor forma de ayudar a los niños a fortalecer sus actitudes y decisiones en torno a las drogas y el alcohol es a través de una comunicación positiva, que les facilite la toma de una postura firme y sólida de rechazo ante las conductas que son nocivas para la salud.

Esto difícilmente se puede lograr si no se habla con los niños. Creer que ellos no saben nada, que no han oído nada o que no tienen curiosidad o dudas es no querer ver la realidad y no afrontar de forma positiva las situaciones. Por ello, es recomendable tomarse el tiempo necesario y asegurarse de que sus hijos conocen todo lo necesario sobre las drogas y tienen una actitud formada al respecto.

A continuación indicamos las consideraciones y sugerencias que el Dr. Robert Schwebel en su libro ‘Decir NO no es suficiente’ propone.

¿Cómo comenzar una discusión sobre drogas?

Al hablar sobre drogas es recomendable hacerlo de manera distendida y aprovechando situaciones espontáneas para introducir el tema, como por ejemplo al ver un programa sobre el tema en televisión o comentando una noticia del periódico. Entonces puede abrir el diálogo preguntando simplemente: ‘¿Qué te pareció la película?; ¿Crees que es cierto que las drogas afectan así a la gente?’.

Otra oportunidad para hablar sobre drogas es en el contexto de experiencias de vidas reales, como por ejemplo cuando un amigo o un pariente en emborracha en una fiesta o en su casa.

Las conversaciones casuales sobre drogas pueden tener lugar a la hora del almuerzo o cena como parte del flujo normal de conversación. El tema podría surgir de la siguiente manera:

‘He leído en el periódico que hay chicos enganchados en las drogas. ¿Conocéis vosotros a algún chico que tome drogas?’.
Aquí el tono de la comunicación es muy importante. No se trata de examinar al hijo, sino de mostrar interés y compromiso.

Si los padres encuentran ciertas barreras en la propia familia, pueden poner en práctica un juego de asociación de palabras. En este juego, todos los miembros de la familia escriben los cinco primeros pensamientos que les vienen a la mente en relación con el alcohol, el tabaco, la marihuana, la cocaína, etc. Este es un buen modo de romper el hielo y adquirir una idea acerca de las actitudes de los niños y el nivel de conocimientos que poseen. Con este juego, los hijos también logran conocer los pensamientos de los padres.

¿Cuándo empezar?

La educación comienza a una edad muy temprana, poco después de que los niños empiecen a dominar el lenguaje; pero no se inicia con debates acerca de la marihuana o el alcohol. Empieza con los precursores; es decir, discusiones sobre qué metemos y no metemos en nuestro cuerpo; discusiones sobre la nutrición, etc.

Una de las primeras oportunidades para hablar, específicamente, sobre drogas con los niños es cuando toman medicamentos: se les puede informar acerca de diferentes tipos de preparaciones médicas; se puede hablar de las indicaciones y precauciones impresas en los prospectos.

El momento ideal para comenzar a hablar acerca de las drogas se sitúa en torno a los 10 años ya que son lo suficientemente grandes como para reflexionar sobre temas de adultos, pero todavía lo suficientemente jóvenes para aceptar la orientación de los padres.

Mantener la calma

A pesar de que el problema de las drogas sobresalta a cualquiera, cuando surge el tema es necesario mantener la calma. Cuando un hijo pregunta algo no hay que castigarlo, sino ayudarle a reflexionar sobre el tema de manera comprensible. No conviene hacer de las drogas un tema tabú. El mensaje es: ‘Me alegro de que puedas compartir esto conmigo. Hablemos sobre ello’. Si existe un problema, ‘Resolvámoslo juntos’.

¿Qué decir?

El mensaje más importante que se ha de comunicar a los niños acerca del alcohol y otras drogas es que esas sustancias no se deben usar; son perjudiciales para la salud y por tanto no hay que tomarlas.

Lo que se discuta o no con los hijos pequeños estará determinado por los propios valores, por los intereses de los niños y por el flujo del diálogo. En cualquier caso Usted debe tener bien claro previamente todos los conceptos fundamentales; es decir, antes de ponerse a hablar con sus hijos debe poseer una información básica sobre drogas. Asegúrese de que esto es así ya que en caso contrario podría cometer errores difícilmente corregibles después. Domine los conceptos, conozca las diferentes sustancias, etc.

En caso contrario, antes de iniciar la conversación con sus hijos, documéntese adecuadamente.