Nunca es demasiado pronto para empezar a hablar con los hijos acerca del alcohol, el tabaco y las drogas ilegales. Esta sección se divide en cinco partes, basadas en las razones que dan los jóvenes para usar esas sustancias. Esperamos que una mejor comprensión de los motivos por los que los jóvenes toman alcohol y drogas facilitará el hablar con ellos acerca de las razones por las que deben resistir todas las presiones que reciban para que los prueben.

Cinco razones que dan los jóvenes para usar alcohol, tabaco y drogas ilegales:

1.- Para sentirse adultos

A los jóvenes les gusta imitar a los adultos. ¿Cuántas veces hemos oído a nuestros hijos imitando la manera en que hablamos? ¿Probándose nuestra ropa o maquillaje? ¿Jugando a que dan una merienda o un cóctel? ¿Vistiéndose para «ir al trabajo»?

Para un niño, ser adulto es algo deseable. Significa libertad. Ser «adulto» equivale a tomar tus propias decisiones y poder comer y beber todo lo que quieras.

Si preguntáramos a los jóvenes acerca de los mensajes que les enviamos acerca del abuso de sustancias, ¿qué es lo que dirían? Quizás nos sorprendiera enterarnos de que se sienten adultos cuando les pedimos que nos traigan una cerveza de la nevera o un cenicero.

Un niño puede entender y aceptar que hay diferencias entre lo que los adultos pueden hacer legalmente y lo que es adecuado y legal para ellos. Para reforzar esa comprensión, nosotros no debemos abusar de las sustancias legales ni tomar las ilegales.

No olvidemos que es necesario que dejemos que nuestros hijos crezcan. Algunas de las pautas de conducta de los jóvenes forman parte de un proceso de separación natural y saludable que, generalmente, se inicia entre los 11 y los 14 años. Cuanto con mayor fuerza les sujetemos, más libertad desearán.

En la mayor parte de los casos, dar a los hijos más independencia puede ser una ayuda real para que se aparten del uso del alcohol, el tabaco y las drogas ilegales, simplemente porque se sienten adultos y maduros. Muchas veces prueban el tabaco precisamente en el momento en el que están demandando un mayor grado de libertad.

Si usted bebe alcohol, fuma tabaco o toma sustancias ilegales

Lo cierto es que si usted bebe alcohol, fuma tabaco o toma productos ilegales, es más probable que sus hijos también lo hagan. Sin embargo, incluso en ese caso puede hacer muchas cosas para que sus hijos no lo hagan.

  1. Si bebe alcohol, hágalo con moderación y evite beber siempre en todas las fiestas y celebraciones. Busque otras maneras de expresar las celebraciones. Procure enfrentarse al estrés sin necesidad de tomar varias copas. Por ejemplo, haga ejercicio, hable con un amigo o respire profundamente. Concédase algún tiempo libre en su rutina habitual. Sus hijos aprenderán mucho al imitar sus estrategias.
  2. Si fuma tabaco y le es difícil dejar de hacerlo, hable con sus hijos acerca de lo adictiva que es la nicotina. Dígales que cuando usted era joven creía que podría dejar el hábito fácilmente, pero que con el uso repetido ha desarrollado una dependencia.
    Si sus hijos son muy pequeños, debe tener cuidado al compartir información acerca de los problemas de salud que le aquejan por causa de la dependencia del tabaco. Un niño pequeño podría sacar inmediatamente la conclusión de que usted se está muriendo, por lo que se asustaría mucho. Por otra parte, sus hijos ya habrán oído muchas cosas sobre esos problema de salud en la escuela, por lo que no conviene evitar mencionarlos.
    Si pierde la confianza de sus hijos, habrá perdido algo precioso. Además, le será difícil enseñarles la lección de que siempre deben decir la verdad, con independencia de las consecuencias.
  3. Si abusa de las medicinas que le recetan, es posible que el mensaje que esté transmitiendo sea éste: «Tómate una píldora, así es como podrás enfrentarte a la situación.» Recuerde que sus hijos le conocen muy bien. En algún momento, SABRÁN que usted abusa de esas medicinas. Probablemente les sorprenderá. Puede que tarden un poco en hablar con usted del tema. Pero cuando lo hagan, intente ser receptivo.
  4. Si toma drogas ilegales, bien con frecuencia o incluso sólo ocasionalmente, está enviando a sus hijos mensajes muy negativos, como los siguientes:
    • No importa infringir la ley cuando ésta es un estorbo para nuestras necesidades personales.
    • Las drogas son la mejor manera de enfrentarte al estrés, la tensión y los demás problemas.
    • La felicidad te la proporciona la «subida» temporal del uso de las drogas.
    • Es más fácil tomar drogas que desarrollar la capacidad de controlar la tensión y solucionar los problemas.
    • El dinero que podría gastarse en lo necesario o en un entretenimiento legítimo es mejor emplearlo en comprar drogas.
    • El tiempo dedicado a las drogas es mejor que el empleado en estar con los seres queridos.
    • Es más fácil tomar drogas para olvidar los problemas que enfrentarse a ellos.

2.- Para integrarse y pertenecer a un grupo

Los jóvenes quieren gustar a sus iguales. Algunas veces empiezan a utilizar el alcohol, el tabaco y las drogas ilegales para sentir que se integran: para superar la ansiedad, cambiar su personalidad o darse valor para hablar con los demás.

Nuestra sociedad está repleta de mensajes que, quizás no intencionadamente, nos estimulan a nosotros y a nuestros hijos a usar el alcohol, el tabaco y las drogas ilegales para mejorar nuestra vida y desarrollar habilidades sociales.

¿Cómo podemos ayudar? ¿Cómo impediremos que nuestros hijos anden por ahí con aquellos que parecen necesitar el uso del alcohol, el tabaco y las drogas ilegales?

Los padres, los abuelos, los mayores, las tías y los tíos, las familias de acogida, los tutores, los mentores y otros: todos pueden jugar un importante papel ayudando a los jóvenes a enfrentarse a las presiones para que beban alcohol y tomen drogas. En realidad, el no desear dañar la relación entre ellos y los adultos que les cuidan es la razón más común que dan los jóvenes para no tomar alcohol y drogas.

Por tanto, establecer con claridad que usted, como adulto que les cuida, no desea que beban alcohol, fumen tabaco y tomen drogas ilegales constituye para ellos la mayor motivación para rechazar la oferta de que prueben esas sustancias. Diversas investigaciones han demostrado que, durante el pasado año, los jóvenes que han aprendido de sus padres muchas cosas acerca del riesgo de las drogas tuvieron la mitad de riesgo de incurrir en ellas que los que decían que sus padres no les habían enseñado nada al respecto.

Ejercicio: Resistirse a la presión de sus iguales

Encontrar maneras creativas de rechazar el alcohol, el tabaco y las drogas ilegales requiere mucha práctica. Cada hijo puede ayudar a desarrollar su serie favorita de comentarios «de rechazo», pero su tarea es ayudarle a ellos a practicarlas, para que no pierdan el equilibrio si la oferta que les hacen es más sutil o más directa de lo que ellos esperaban.

En gran parte, esto depende de la edad y el temperamento del niño, pero lo más importante es asegurarse de que éste se sienta cómodo con lo que quiere decir. Ensaye con ellos para que usen el lenguaje y las frases que salen de ellos mismos.

Por ejemplo, un niño tímido puede decir «no, gracias», o simplemente «he de irme», para marcharse de inmediato.

Un niño más extrovertido podría decir: «¿Qué? ¿Me hablas a mí? Olvídame». O bien, «No. No tomo drogas».

Quizás necesite ayudar a un hijo que tiende a encolerizarse para que se enfrente a una situación en la que no es necesario enemistarse con alguien, sobre todo si hay peligro de que surja una situación de violencia.

Un niño que tenga dificultad para rechazar las ofertas de los jóvenes mayores o de los adultos, puede necesitar una ayuda especial para adquirir maneras enérgicas y creíbles con las que pueda aclarar al otro que no desea alcohol, tabaco ni drogas ilegales.

El nombre de este juego es «Práctica, práctica y más práctica».

3.- Para relajarse y sentirse bien

Los adultos y los jóvenes desarrollan a veces maneras poco saludables de enfrentarse al estrés. Los niños deben aprender a enfrentarse al estrés, a tomar decisiones sensatas y a relajarse.

Enseñe a su hijo a afrontar la frustración

Formamos parte de una sociedad marcada por la abundancia y la inmediatez, es decir que lo queremos todo y ya. Por ello, no es de extrañar que existan tantas adicciones en esta época. Nos hemos habituado a afrontar las frustraciones recurriendo a fuentes externas como las drogas o los medicamentos.

Muchos padres creen que harán más felices a sus hijos proporcionándoles un mundo sin incomodidades, dándoles todo lo que piden, lo que, a veces, suele responder a un sentimiento de culpabilidad por no poder pasar más tiempo con ellos. Sin embargo, este tipo de educación priva a los niños de aprender a tolerar la frustración, con lo que, a la larga, presentarán serias dificultades para afrontar los problemas que conlleva la vida.

El mensaje que tenemos que transmitir a nuestros hijos es que lo conveniente es que uno mismo sepa solucionar los contratiempos sin recurrir a nada externo. De esta manera, estamos previniendo un posible consumo en el futuro.

Ayude a sus hijos a establecer relaciones sólidas

Hoy en día, los jóvenes son educados en una gran variedad de entornos por diversas figuras de cuidadores, como abuelos, familias de acogida, entrenadores, etc.

Dado que los jóvenes ven que muchas de las relaciones de adultos que les rodean están poco fundamentadas, les puede resultar difícil creer que las relaciones interpersonales les pueden ayudar a dar satisfacción a sus necesidades. Pero eso no significa que no quieren creerlo: lo desean. Quieren la seguridad de pensar que las relaciones que puedan tener son sólidas, que van a durar hasta el final y que pueden contar con las personas que comparten su vida.

La relación con sus hijos les puede dar esa seguridad. Valóreles, busque su apoyo y aclare sus expectativas mientras sus hijos crecen. Afortunadamente, ellos entienden que su amor está ahí para ellos. Pondrán a prueba esa premisa una y otra vez hasta que estén bien seguros.

Establecer relaciones sólidas requiere práctica. No es algo que simplemente se tiene desde el principio. Incluso en la mejor de las relaciones hay muchas alzas y bajas.

Ayude a sus hijos a expresar lo que piensan y lo que sienten

La capacidad de expresar los pensamientos y los sentimientos es la esencia del ser humano. Cuando tratamos de limitar los pensamientos y sentimientos de nuestros hijos, les estamos quitando una gran parte de sí mismos. Los jóvenes a quienes se les enseña a expresarse tendrán mayor facilidad para enfrentarse a la presión de sus iguales y resistir otras tentaciones.

Decirles continuamente a sus hijos que se callen y no prestar nunca atención a lo que piensan y sienten podría cortar gravemente la relación que tienen con usted. Lo más probable es que se rebelen o se escondan de usted. Todos hemos oído historias acerca de jóvenes que son ignorados, abandonados o rechazados. Se sienten dolidos y expresan su dolor por medio de la cólera. Recurren a la violencia y a otras formas de representar lo que sienten. O bien reprimen sus sentimientos y deciden consolarse con alcohol, tabaco o drogas ilegales. Estimule a sus hijos para que expresen sus sentimientos y, lo más importante de todo, escúcheles cuando lo hagan.

Ejercicio: Expresión de los pensamientos y los sentimientos

  1. Puede enseñar a sus hijos a expresar sus pensamientos y sentimientos utilizando personajes de la TV. Pregúnteles si sienten como ellos. Interrógueles acerca de esos sentimientos. También puede leer historias de la prensa y preguntarles lo que opinan sobre esas historias y personas.
  2. Muchas familias utilizan la hora de la comida o de la cena para compartir historias acerca de los acontecimientos o para debatir los asuntos comunes. Sin embargo, debe procurar limitarse en esos momentos a un debate positivo. No es el momento adecuado para sacar las cuestiones perturbadoras, como las bajas calificaciones escolares, las malas noticias de los periódicos u otros temas desagradables. Evidentemente, no es el momento para las disputas. Debe dejar bien claro que espera que nadie utilice un lenguaje vulgar y fijar otras normas para esos debates.

4.- Para correr riesgos y rebelarse

Los jóvenes deben aprender a enfrentarse a los riesgos. Forma parte del proceso de crecimiento. Todos los días corremos riesgos de todo tipo; y todavía más cuando somos jóvenes. Queremos probar dónde están los límites.

Conforme los niños se acercan a la pubertad, prácticamente todo tiene una cierta dosis de riesgo, pues todo resulta nuevo e inexplorado. Cuando las actividades de más riesgo son dominadas, casi todos los jóvenes siguen buscando la oportunidad de ampliar sus horizontes y crecer.

Ése es el motivo de que las drogas y el alcohol sean tan atractivos para algunos jóvenes. Cuando no existe ninguno de los demás motivos, para algunos jóvenes las drogas representan la oportunidad de demostrar que ellos «pueden controlarlas». Si a esto le unimos un deseo poderoso de ser adultos y que en la TV ven la imagen de personas que beben, fuman y toman drogas, no debe sorprendernos que algunos jóvenes deseen afrontar ese riesgo.

Sin embargo, algunos jóvenes afrontan más riesgos que otros. No tienen muy claro dónde están los límites. Se sienten inseguros con respecto a las normas y las expectativas. Si tienen la idea de que lo quieren probar todo y no reciben directrices claras para tomar decisiones inteligentes y sensatas en relación con esos riesgos, pueden pensar que es correcto incluir el alcohol, el tabaco y las drogas ilegales entre los riesgos que están dispuestos a asumir.

Si un hijo tiene ese tipo de temperamento, puede ayudarle a encontrar la manera de poner a prueba sus límites. Por ejemplo, apuntarse a programas de vida natural con guías que les ayuden a escalar montañas, cruzar ríos colgados de una cuerda o desafiar de cualquier otro modo los límites físicos. También podemos estimular a nuestros hijos para que apliquen su capacidad de afrontar riesgos no a hazañas acrobáticas, sino a situaciones sociales, emocionales e intelectuales.

Ejercicio: Análisis de los riesgos

Los años de adolescencia de sus hijos son un momento propicio para obtener de ellos mucha información. Es apropiado hablar de la asunción de riesgos y de lo que significan. Hábleles de todos los tipos de riesgo distintos y de las ventajas y desventajas relacionadas con cada uno. Tanto los hijos como los padres necesitan conocer las consecuencias de la asunción de riesgos.

Algunos jóvenes quieren rebelarse contra la sociedad adoptando una conducta antisocial, hábitos de delincuencia juvenil, tratando mal a los demás, etc. Con frecuencia, esos jóvenes no recibieron al crecer el calor y la aceptación que necesitaban. Los jóvenes que experimentan el rechazo de sus padres o de otros cuidadores parecen correr un riesgo mayor de tener problemas con el alcohol o las drogas. Además, los padres que tienen expectativas poco realistas sobre la capacidad de sus hijos se comunican con ellos de manera abusiva (mediante amenazas, castigos, menosprecios y críticas) y utilizan métodos disciplinarios y de fijación de límites coercitivos que pueden aumentar la probabilidad de que sus hijos tomen drogas ilegales o alcohol.

La investigación sugiere también que las pautas parentales de apoyo producen el efecto opuesto. Los padres que muestran calidez y aceptación, que expresan expectativas realistas sobre las capacidades de sus hijos, que son diligentes y eficaces en su control y supervisión, los que tienen métodos de poner límites que no son coercitivos y que dedican tiempo a estar con sus hijos, tienen menos probabilidades de que éstos utilicen alcohol, tabaco o drogas ilegales.

Asumir riesgos

Los adolescentes se sienten casi inmortales. Aunque les preocupa lo que piensen sobre ellos sus amigos y quiénes hablan acerca de ellos en la cafetería, no creen que corran un gran peligro en este mundo.

El abuso de las drogas es un riesgo para los jóvenes de hoy que en las generaciones anteriores era de una escala mucho menor. Para conocer sus propios límites, los adolescentes deben asumir riesgos de algún tipo. Pero deben estar convencidos de que el uso del alcohol, el tabaco y las drogas no es una conducta de asunción de riesgos aceptable.

5.- Para satisfacer su curiosidad

Por muchas de las razones que ya hemos dicho, los jóvenes sienten gran curiosidad acerca del alcohol, el tabaco y las drogas. Son inteligentes y captan con gran rapidez los mensajes combinados que les llegan desde los medios de comunicación, la escuela o la mesa del comedor de su casa. Aunque haya hecho un gran trabajo educando a sus hijos, algunos jóvenes sienten una curiosidad innata acerca del alcohol, el tabaco y las drogas. Por tanto, descubrirán cosas al respecto de fuentes no fiables. Para evitarlo, lo que hemos de hacer es proporcionarles nosotros mismos información sobre los diferentes tipos de drogas. Debe asegurarse de hablar con ellos del tema antes de que lo hagan sus amigos.

Ejercicio: Conozca la cultura popular de sus hijos y analícela con ellos

Las drogas, especialmente el haschis (la marihuana), se han puesto de moda en la cultura popular adolescente. Los jóvenes están siendo bombardeados por muchas voces (las letras de canciones populares, la moda, la películas) que están creando una conciencia del uso del haschis/marihuana y promoviendo la idea de que es algo normal y muy extendido. Si bien no todas esas voces promueven o aprueban su uso, contribuyen a que muchos adolescentes perciban, erróneamente, que todo el mundo está «colocado».

Pídales a sus hijos que le describan las letras de sus canciones preferidas y que hablen de lo que significan para ellos, o que expliquen las razones de que algunos adolescentes vistan de determinada manera. Es una buena forma de implicarles positivamente sin necesidad de darles una conferencia.


Fuente: Keep Youth Drug-Free, U.S. Department Of Health and Human Services.