Como jugar a la ruleta rusa. Ése es el riesgo que representa tomar éxtasis u otras drogas de diseño. Estas sustancias ilegales son un cóctel explosivo que lesiona el cerebro y favorece el envejecimiento prematuro e irreversible de las neuronas. Los expertos en drogadicción dan la voz de alarma: ya hay casos de individuos con 50 años que sufren una demencia precoz (con síntomas parecidos al Alzheimer) por culpa de estas pastillas. Y es que sus neuronas no se corresponden con su edad biológica: están tan deterioradas que parecen las de una persona de 70 años.

La situación no ha hecho más que comenzar. Los daños del éxtasis en las personas que lo consumen (adolescentes y jóvenes, en su inmensa mayoría) irán dejándose notar progresivamente a medida que pasen los años. Drogarse los fines de semana con pastillas es una moda que no decrece, sino que va en aumento entre la juventud. La creencia común de esos jóvenes es que ellos no son drogadictos ni están enganchados, por lo que pueden dejar de tomar esas sustancias cuando quieran. Pero en la práctica sí que tienen una dependencia que necesita ser tratada médicamente.

Fines de semana

Sin embargo, son muy pocos los chavales que reconocen su problema y que piden ayuda. Esta falta de concienciación de que sufren una dependencia real implica que no se pongan en manos de profesionales que logren rehabilitarlos a tiempo para que puedan salirse del círculo vicioso en el que se ven envueltos los fines de semana, que es cuando suelen tomar las pastillas.

«Hay un gran desconocimiento de lo peligrosas que son las drogas sintéticas. Los adolescentes las compran creyendo que no les van a hacer daño. Si supiesen realmente el perjuicio que les causa, entonces, a lo mejor no las tomaban», explica el médico experto en drogadicción y coordinador del Centro Provincial de Drogodependencias, José Rosado.

El éxtasis crea una serie de heridas en zonas muy delicadas del cerebro. Esas heridas dejan unas cicatrices que acarrean un déficit en la función cerebral.

El MDMA (metilendoximetaanfetamina), conocido como éxtasis, propicia alteraciones cognitivas, el deterioro de la memoria y las reacciones depresivas. El consumo de las drogas de síntesis altera de forma brusca la bioquímica cerebral. La consecuencia es que se frena y modifica el desarrollo de un cerebro en expansión. «El éxtasis provoca un caos bioquímico cerebral en los más jóvenes. Es una ruina psíquica», manifiesta el doctor Rosado.

Brotes esquizofrénicos

Este tipo de pastillas no sólo favorecen la demencia prematura y el desgaste neuronal, sino que también hace que afloren brotes esquizofrénicos en sujetos menores de 25 años predispuestos genéticamente a padecer psicosis. La droga les hace sufrir alucinaciones, pesadillas y daños muy graves en el cerebro. Esa esquizofrenia, cuando aparece, no se cura y deja secuelas importantes.

El efecto negativo de las drogas de diseño se multiplica si a su consumo se le añade la ingesta de alcohol. La mezcla de las sustancias sintéticas con las bebidas alcohólicas implica un mayor caos para los jóvenes, que cuando abusan de esa combinación se quedan dos o tres días como si hubiesen recibido un mazazo en la cabeza.

Un factor que ayuda al consumo de éxtasis es que la sociedad no ve como a marginados a los individuos que lo toman, señala Rafael Maldonado, catedrático de Farmacología de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. «El consumo de las drogas sintéticas es tremendamente peligroso, porque es jugar a la ruleta rusa. No tenemos ni idea de lo que una persona ingiere al tomarse una pastilla. Lo más abundante es el éxtasis, pero ni muchísimo menos lo único que existe», subraya el profesor Maldonado.

Las dosis de las pastillas no son siempre las mismas. Eso es también muy peligroso, porque el consumidor a veces, al comprobar que una pastilla no le hace apenas afecto, se toma otra, pero ésta tiene tres veces más cantidad de droga que la anterior, lo que lo convierte en un ser muy vulnerable.