Usar como instrumento o arma el miedo para gobernar es propio de gobiernos dictatoriales de países subdesarrollados, de países africanos o asiáticos y de republicas bananeras, por el contrario en las naciones democráticas los métodos de gobierno se basan, o deberían basarse, en el dialogo, la educación, la información y la formación para todo aquello que debe de protegerse, de erradicar o de cambiar o transformar. Sin embargo el titular en primera página de La Vanguardia (sábado 29 de septiembre de 2007) es: “El miedo hace descender el consumo de drogas entre los escolares”, es triste y penoso que en una democracia la lucha contra el consumo de las drogas se trate desde la perspectiva del castigo y del miedo.Como en todo o casi todo lo que hacemos en esta vida existe un nivel de riesgo, en el trabajo, en la conducción, en los deportes, etc. y se aplican medidas de formación y prevención para que tengamos una verdadera percepción de ellos y los sepamos evaluar para conocer y escoger libremente los instrumentos que hagan que el riesgo no nos lleve a un mal fin. Se reconoce públicamente en el titular de La Vanguardia que la represión del consumo se basa esencialmente en el miedo y en el castigo, como en cualquier régimen dictatorial, para celebrar e informar del descenso del consumo en todas las drogas, exceptuando la heroína. Dejando aparte que los dígitos se obtienen mediante encuestas a la población consumidora y que este mismo miedo puede haberlas falseado, los resultados, favorables o no, no se obtienen en un mes sino mediante la medida de un periodo mucho más largo de cómo minimo un año o más, o al menos este es el argumento que usa el gobierno en los accidentes de trafico cuando, a pesar del carné por puntos, los muertos son superiores el mismo período del año anterior. No nos engañemos las cifra de un mes no dicen nada, a la larga seguirá el aumento como viene ocurriendo desde hace casi un siglo en que empezaron a dictarse normas prohibitivas contra las drogas. De hecho la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) ya ha advertido del peligro de una excesiva euforia haciendo notar que los datos que tienen importancia son los de a largo plazo para poder asegurar que el consumo disminuye.

La mayoría de la juventud se siente atraída por lo desconocido y sobre todo por el riesgo, como prueba de ello está el constante incremento en los deportes de riesgo y aventura, ala delta, parapente, ultraligeros, submarinismo, rafting, puenting, descenso de cañones, etc. y para ello está bien evaluado el riesgo que comporta cada uno de ellos y sus usuarios reciben de los profesionales toda la información que necesitan para llegar a buen puerto sin incidentes graves. Si admitimos que en el consumo de drogas, legales e ilegales, existe un riesgo deberíamos de una vez por todas abandonar las políticas de infundir miedo y castigo, las de prevención, que la mayoría de las veces son la pantalla que esconde la represión, e ir a un verdadero y total desarrollo de las acciones de “Reducción de riesgos” y “Disminución de daños”.

Estoy harto de oír en coloquios radiofónico, de leer en la prensa o de ver y oír en la televisión, por parte de participantes a los que se les supone un cierto nivel cultural, de acusar a estos programas de apología del consumo, defendiendo a la par la represión y el castigo. Es muy triste que den a la opinión pública una idea falsa, errónea y equivocada de lo que son estos programas y la dan porque tienen el descaro de opinar sobre lo que no conocen, por favor infórmense primero y después opinen, porque todas las opiniones son validas si se emiten desde la información y el conocimiento del asunto que se trata.

Por otra parte el aumento de la percepción del riesgo entre la población consumidora, que es uno de los objetivos de los gobiernos, debe de evaluarse objetivamente ya que con las falsas, equivocas y/o contradictorias noticias que se dan en los medios de comunicación la valoración del riesgo puede resultar mucho mayor que el real. El equivoco objetivo de las administraciones en la prevención del consumo es el inculcar el máximo miedo para ir aumentando sin parar la percepción del riesgo llegando a cotas exageradas. Hay que reflexionar, la juventud no es tonta y no se deja engañar y con los medios de que hoy dispone tienen acceso a suficiente información para intentar conocer la verdad, pero no hay que olvidar que esta en muchos casos es también falsa, equivoca y/o contradictoria, y en el supuesto que sea verdad queda a su total y libre interpretación, sin el asesoramiento de un profesional, con lo cual puede ser peor el remedio que la enfermedad.

La política prohibitiva preconiza la erradicación del consumo, y es quimérico y utópico pretender llegar a un consumo cero, el hombre ha convivido con las drogas desde hace más de 5000 años y tiene que aceptarse que seguiremos conviviendo con ellas, ejerciendo cada persona el derecho que tiene a la libre elección, es ella la que decide si debe de consumir o no y son necesarios e imprescindibles, para no caer en consumos problemáticos, los programas de “Reducción del riesgo”. Estas manifestaciones pueden parecerle a alguien una aberración pero si con el alcohol, que es una de las drogas que más dependencia crea, existe una gran mayoría de la población que la consume responsablemente también en las demás drogas este consumo responsable puede existir.

Pero el mundo evoluciona y el mundo y el entrono de las drogas también y consecuentemente los programas de “Reducción de riesgos” se están transformando en la “Gestión del Placer y del Riesgo” que además del riesgo tienen en cuenta, partiendo de la premisa que el consumo totalmente nunca se podrá erradicar, el consumo del ocio (placer) para que bien gestionado sea un consumo responsable. Para tener una muy fiable y buena información de ello seria bueno leer el articulo de Eduardo Hidalgo “Hacia la Percepción del Riesgo basada en la Evidencia” publicado en “Opiniones de lasDrogas.info” en el mes de Diciembre de 2004 y “Gestión del Placer y del Riesgo” escrito por José Rovira y Eduardo Hidalgo dos grandes profesionales del tema y no de un aficionado un poco avanzado como yo.

Firmado: Joan Manuel Riera Casany
Voluntario Social