Recientemente tuve la fortuna de participar en un encuentro de profesionales de adicciones y allí se hablaba de los temas relevantes, básicamente médicos y psicólogos clínicos (aunque había también alguna consideración sobre trabajo social por ahí). Dentro de un taller de prevención se mencionó la participación en actividades religiosas como un factor de protección, intentando explicarse por parte de una participante al taller(con bastante formación académica, por cierto) como una cuestión de sistema de creencias(ciencia cognitiva) o como sentimiento de pertenencia a un grupo social y encontrándose, por tanto, la explicación dentro de la psicología social. En ningún momento se plantea la posibilidad de analizar los referentes culturales que plantea la religión (cualquier religión) y su importancia dentro del entorno en que se desarrolla (se identifique o no la persona como religiosa), ni las implicaciones filosóficas humanistas que poseen conceptos como “espiritualidad”, “trascendencia”, “alma”…En un símil de física sería pretender que la percepción que una persona tiene de un rayo depende de la intensidad del fenómeno meteorológico, independientemente de quien lo percibe. Esto solo puede ocurrir en la psicología, por cierto. En cualquier otra disciplina la prudencia en la opinión y el respeto por lo no conocido sería más evidente que en nuestros dogmas cognitivos.
La psicología se ha negado a conocer los elementos culturales de las adicciones, ni siquiera dentro de corrientes como “Cultura y personalidad”, ni de mantener dentro de su plan de estudios la mínima formación filosófica para descomponer los todos en partes(o saber qué significa esta frase).
Eso sí, hablamos de atención integral u holística con cierta facilidad, sin pararnos a analizar detenidamente qué implican estos términos (que van mucho más allá de las consabidas referencias biopsicosociales) ni definir un concepto de persona (Cañas, 2004) que debe ser atendida en su totalidad (si hablamos de “atención integral” como tanto nos gusta), añadiendo a la definición factores más relacionados con la identificación cultural o algunos criterios morales o éticos.
La cultura de las drogas tiene un lenguaje propio, establecido y con un vocabulario definido con terminología propia. Incluso algunos términos han pasado a formar parte del lenguaje habitual de muchas personas que ni siquiera lo saben en muchos casos.
La cultura de las drogas tienen un esquema social propio, dependiendo de la disponibilidad económica, la sustancia de consumo, la forma de compra, la vía de consumo, el uso solitario o social que se haga de la sustancia, el grado de pertenencia al grupo de drogodependientes reconocido.
La cultura de las drogas tienen un sistema de roles propio, dependiendo de la forma de conseguir el dinero, la sustancia de consumo, el grado de agresividad (fundamental a la hora de explicar el fenómeno de las adicciones), que permiten a las personas relacionadas en torno a las adicciones establecer unos sistemas de alianzas y pactos (expresos o tácitos) que permiten la supervivencia de la mayor parte del colectivo (aplicando una especie de Teoría del Bien Común o del Mal Común en este caso). ¿Hay algún estudio o interpretación acerca de esto? Sí, en USA en la década de los 70 se hicieron una serie de estudios antropológicos sobre “Hablar de hacer” (Velasco, 2004).
Queda mucho por investigar acerca de estos factores para poder atender a los drogodependientes y ayudarles a abandonar un auténtico estilo de vida en que se convierte su adicción.
Hay un tema muy candente en España y muy pocas veces reflejado en los estudios: me refiero al fracaso de los programas de drogodependencias con los colectivos culturalmente diferentes, sobre todo la falta de adherencia a tratamiento de los colectivos gitano e inmigrante. Estas poblaciones vienen a ser un grupo marginal dentro de los programas de tratamiento, pero si pueden llegar a ser muy representativos cuando se contemplan las consecuencias del consumo de drogas. El último dato proporcionado por Instituciones Penitenciarias habla de cerca de un 30% de población inmigrante en prisión (2007). ¿Hay acaso un 30% de usuarios inmigrantes en los programas?
La situación de los grupos gitanos es más sangrante, incluso acompañada con chistes y chanzas. Ha habido intentos de adaptaciones culturales (programa de PH par población gitana en Asturias) que han culminado con el cierre del dispositivo. Parece seguir siendo necesaria alguna explicación más que los factores psicosociales de presión de grupo e integración laboral que llevan dando vueltas 20 años alrededor del problema. Si no, condenaremos a estos colectivos a la marginalidad y la exclusión social en la que les hemos (cómodamente para nosotros) establecido y etiquetado (ahí sí comparto la explicación psicosocial de los estereotipos y prejuicios).
El consumo de drogas y la educación/vivencia en valores parecen importar últimamente más a los españoles, sobre todo desde el punto de vista académico-formativo. Eso sí, tenemos el problema de la falta de claridad en la consideración de los factores morales en España sobre todo para no ser considerados de una orientación político-religiosa u otra. Este dilema (más propio de políticos con miedo a la pérdida de votos) supone un contraste entre los psicólogos españoles con otros profesionales de adicciones en diferentes países, como Nora Volkow del NIDA que al hablar de la toma de decisiones en estudios de Neuropsicología habla de un cerebro moral (2006) como una de las vías nuevas a explorar en adicciones. Dudo mucho que en España fuera posible hablar en estos términos en una investigación(o te tacharían de hablar de fenomenología o con poco rigor científico, cosa que no se puede decir de la señora Volkow).
A todo esto se le suma la baja percepción de riesgo de un problema que se ha vuelto tan cotidiano que conduce hasta la ausencia del problema del consumo de drogas entre los que más preocupan a la opinión pública. (Drogas en 9º puesto, por debajo de terrorismo, vivienda, inmigración, políticos… Barómetro CIS Julio 2007), sin molestarnos en relacionarlo con la delincuencia, la inseguridad, la violencia de género, los accidentes de tráfico…No se añade la coletilla “bebido y drogado” cuando se comete alguno de estos delitos con la misma frecuencia que se le añade la nacionalidad del (presunto) delincuente cuando no es español. Por lo menos ya se han dado cuenta de la importancia de hacer pruebas de tóxicos además de las de alcohol a conductores. Aún así, algo falla cuando los síntomas encubren las enfermedades.
Hay otro problema que también se puede señalar y que se da en España: es la ausencia de politólogos, economistas, sociólogos y antropólogos a la hora de elaborar, diseñar y ajustar las estrategias de intervención y en muchos casos las Leyes y los Planes. Se contemplan fundamentalmente las opiniones médicas y (a veces) de psicología clínica. Los conceptos multidisciplinar e integral parecen tener diferentes significados según quien los pronuncia. En España faltan analistas sobre el tema de las drogas, figura que en otros países se contempla y asesora de forma independiente a las instituciones públicas y privadas (el Observatorio Europeo contempla esa figura dentro de su organigrama). Esto no es un remedio mágico, pero quizás un poco de independencia en el trabajo y la opinión sea necesaria en materia de tratamiento de adicciones.
Para terminar hablando del mismo tema con el que he empezado (perdonen la epanadiplosis), liberémonos de nuestros dogmas y centrémonos en el sagrado deber de la tarea que tiene nuestro compromiso de ayudar a las personas con problemas de adicciones, independientemente de nuestras creencias o posturas políticas. Tenemos que aceptar que esta tarea nuestra se encuentra muy por encima de todo esto, y somos nosotros los que debemos hacerlo.
Firmado: Antonio Jesús Molina Fernández
Psicólogo colegiado GR-04474
Bibliografía
- Barómetro CIS Julio 2007, pregunta” principales problemas de los españoles”. Madrid, CIS
- Cañas, J.L.(2004) Antropología de las adicciones; Psicoterapia y rehumanización. Madrid, Ed. Dyikinson.
- Fernández Mondéjar, E. ; Díaz Contreras, R.(2005) Accidentes de tráfico y consumo de drogas. Madrid, Revista Proyecto
- Informe de UNODC(2006). Viena(Austria), UNODC.
- Labrousse, A.(2004) Geopolítica de las drogas.
- Marina, J. A. (2001). Las drogas y la inteligencia compartida.
- Mayor, J(1995) El método biopsicosocial. Madrid, Revista Proyecto.
- Memoria PNSD (2004) Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid.
- Memoria Asociación PH año 2005.Madrid.
- Navarro, M & Rodríguez, F(1999) Estudio de la adicción; el cannabis como droga de abuso. Madrid, Revista Proyecto.
- NIDA(1999). Principles of drug addiction treatment. Washington, NIDA.
- Pérez García, M.(2004) Evaluación Neuropsicológica en drogodependencias: Trastornos adictivos y emocionales. Granada, UGR
- Volkow, N. (2006) Conferencia inaugural Congreso CPDD/2006. Washington, NIDA.