Afortunadamente ya hace tiempo que un adicto a las drogas (legales e ilegales) no esta considerado un vicioso sino un enfermo y en los centros de atención a la drogodependencia como tal son tratados por médicos, psicólogos, enfermeros, trabajadores y educadores sociales. Sanitariamente ha variado totalmente su situación pero jurídicamente no, el consumidor va a prisión. ¿Es lógico y aceptable que un enfermo vaya a la cárcel? Ética y moralmente es una aberración.
O sea que en un país democrático a un enfermo se le envía a prisión en lugar de a un hospital. Todos sabemos que las cárceles además de tener como objetivo cumplir la pena impuesta deberían de ser un elemento esencial de reinserción social una vez cumplida, pero la realidad es muy distinta, son una escuela de delincuencia y un lugar en que el ultraje a las personas (porque los presos son personas) por parte de los mismos compañeros encarcelados y algunos funcionarios están a la orden del día. ¿Que pasa? Pasa que una persona enferma cuyo delito ha sido el consumo de una sustancia prohibida sale de la prisión convertido en un perfecto delincuente y totalmente desequilibrado psicológicamente por los ultrajes recibidos. Existen en las prisiones centros de atención a drogodependientes y en algunos también suministro de metadona y salas de venopunción aunque bastante cuestionada su eficacia, tanto en la asistencia de penados como en su efectividad, y no es de extrañar ya que es conocido el gran trafico de drogas que se produce en las prisiones y la facilidad con la que obtienen la droga hace que no tengan ningún interés en acogerse al programa de metadona.
Según las últimas estadísticas que he encontrado, año 2007, de los 172.518 presos de las cárceles españolas el 5% lo eran por consumo es el 4’4 %. El mantenimiento en prisión de un preso cuesta 60 € diarios (total día 459 mil euros) con lo que el total año es de 185 millones de euros. Si a los detenidos por consumo les añadimos el número de presos, detenidos por otros delitos, que son usuarios del servicio de metadona las cifras anteriores las tendríamos que multiplicar por 200. Realmente deberíamos de añadirlas ya que aunque están presos por la comisión de otros delitos son habituales del PMM (programa de mantenimiento de metadona), o sea enfermos, en total serían unos 22 mil (482 millones) y si tomáramos como muestra el total de presos consumidores esta cifra volvería a multiplicarse.
Si los adictos fueran realmente tratados como enfermos y no entraran en prisión podrían ser atendidos a la perfección, para que abandonaran el consumo, con los millones ahorrados en prisiones y sobrarían para dedicar a otros muchos fines sociales.
Sería mucho más efectivo para luchar contra la drogodependencia y reinsertarlos en la sociedad sin traumas psicologicos atenderlos en tratamientos para drogodependientes que meterlos en prisión, y como valor añadido la inmensa cantidad de euros que cuesta su mantenimiento al Estado (y que pagamos nosotros) no se echarían en saco roto.
Firmado: Joan Manuel Riera Casany
Voluntario social