Los jóvenes que nunca hayan consumido cannabis tienen menor riesgo de consumir cocaína, drogas de diseño o”speed” que los que sí han fumado hachís en alguna ocasión. Así se desprende de un estudio presentado hoy por el director general de Atención a la Dependencia, Bartolomé Pérez Gálvez, sobre el consumo de cannabis entre los escolares de 14 a 18 años de la Comunidad Valenciana, con una muestra de 1.685 estudiantes.

Pérez Gálvez facilitó estos datos en el transcurso de una rueda de prensa previa a la jornada sobre cannabis, que tendrá lugar esta tarde en la Facultad de Medicina de Valencia, organizada por el Plan Municipal de Drogodependencias de la Concejalía de Sanidad y Consumo, la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (FAD) y la Dirección General de Atención a la Dependencia.

Más de 600 personas se han inscrito en la jornada en la que participan eminentes especialistas en la materia, según manifestó el concejal de Sanidad, Ramón Isidro Sanchís, quien también destacó que “nos hemos permitido traernos a una mesa redonda sobre vida sana al futbolista Amadeo Carboni y a la atleta Niurka Montalvo, porque son un ejemplo para los jóvenes de cómo han cuidado su salud para llegar a la madurez en excelentes condiciones físicas”.

Por su parte, la directora de Promoción y Servicios de la FAD, Eulalia Alemany, declaró que “la FAD lleva 10 años colaborando con el Ayuntamiento de Valencia en programas de prevención, educación en valores, familia y, en esta ocasión, en la jornada sobre cannabis”. Alemany continuó señalando que “desde la FAD estamos preocupados por los mensajes contradictorios que se dan sobre el cannabis y hay que dejar muy claro que es una droga que altera la percepción”.

El 60% de quienes lo prueban continúan consumiendo

El estudio sobre el consumo de cannabis entre escolares de 14 a 18 años, elaborado por la Conselleria de Sanidad, señala que el 60% de los jóvenes que prueba el cannabis continúa consumiendo esta sustancia, con desigual frecuencia y presentando distintos problemas.

Pérez Gálvez declaró que existe una relación entre el consumo de cannabis y otras drogas. Así pues, los jóvenes que mantienen el uso del cannabis presentan un riesgo de abuso de alcohol ocho veces superior a quienes nunca consumieron esta sustancia y dos veces mayor respecto a los que abandonaron su consumo. Asimismo, los jóvenes consumidores de cannabis tienen una probabilidad 10 veces superior de consumir drogas de síntesis y 8,3 veces mayor de consumir cocaína que aquéllos que dejaron de fumar cannabis.

Entre los motivos que alegan los jóvenes para iniciarse en el consumo de cannabis destacan aquéllos que permiten establecer diferencias entre los que abandonan el consumo y los que continúan fumando hachís; como la necesidad de sentir nuevas sensaciones, que aparece con una frecuencia doble entre quienes posteriormente mantienen el consumo de cannabis (50% frente al 25%), así como el uso del cannabis para divertirse (40% y 25%, respectivamente) o para relajarse y desinhibirse (21% frente al 10%).

“La clásica teoría de que, al tratarse de una sustancia ilegal, se favorece el interés de los jóvenes, no parece ser refrendada por los datos obtenidos”, continúo diciendo el director general. Al contrario, solo el 11% de quienes mantienen el consumo de cannabis y el 5% de quienes lo abandonan, consideran que este motivo les influyó para probar el cannabis por primera vez.

“En conclusión, los jóvenes que posteriormente mantendrán el consumo de cannabis se encuentran más influenciados por factores relacionados con el interés por alcanzar cambios comportamentales o relacionados con éstos (búsqueda de sensaciones, desinhibición, asertividad …)”, manifestó Bartolomé Pérez Gálvez.

Entre las razones que esgrimen para seguir consumiendo cannabis, “para dormir” es uno de los motivos por los que el 10% de los chavales dice que continúa consumiendo; para relajarse, el 31% y para olvidar los problemas el 23%.

Por otra parte, el hecho de que el 6% de quienes mantienen el consumo de cannabis reconozca que sigue consumiendo porque le es imposible dejarlo, apunta hacia la capacidad adictiva de esta sustancia.

Peores relaciones con sus padres, falta de confidencialidad para contarles sus problemas y una mayor permisividad parental respecto al consumo de cannabis, son otros de los factores que incrementan sensiblemente el riesgo de consumir entre los adolescentes.