Antes de empezar a inyectarse heroína mezclada con fentanilo, Cirilo siempre suelta la misma indicación a la persona que esté a su lado: “En la mochila traigo naloxona, si ves que me voy a doblar, me la inyectas”. La instrucción puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
La naloxona es un medicamento que bloquea los efectos de los opioides en el cuerpo y revierte una dosis potencialmente mortal. Es conocida y codiciada en las calles de Mexicali y Tijuana, Baja California, ciudades que, en años recientes, con la introducción del fentanilo, han enfrentado un incremento en las muertes por sobredosis.
Los consumidores de heroína le llaman “doblarse” al momento en que sus labios y las puntas de sus dedos se pintan morados, los latidos del corazón disminuyen y la respiración se vuelve casi imperceptible. La mente se apaga y se pierde el control del cuerpo que queda encorvado y sumergido en un letargo.
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