Desde la semana pasada, esta noticia recorre los pasillos de las sedes de Naciones Unidas en Nueva York, Ginebra, París y, desde luego, Viena. Ha sido una especie de terremoto en el mundo diplomático causado, en buena medida, por Colombia. Lo curioso es que en nuestro país la noticia ha sido poco comentada, quizás porque coincidió con la Semana Santa.
Una larguísima tradición de decisiones unánimes en la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas terminó súbitamente hace unos días.
La costumbre estaba tan arraigada –y aceptada– que ya tenía nombre. Se denominaba el ‘Consenso de Viena’.
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