Francisco Franco que, además de un dictador de triste recuerdo, era un militar que vaticinó, en su día, el fracaso americano en la guerra del Vietnam. Le decía al presidente Lyndon B. Johnson en una carta que le remitió: “la guerra de guerrillas en la selva ofrece ventajas a los elementos indígenas subversivos que con muy pocos efectivos pueden mantener en jaque a contingentes de tropas muy superiores; las más potentes armas pierden su eficacia ante la atomización de los objetivos; no existen puntos vitales que destruir para que la guerra termine; las comunicaciones se poseen en precario y su custodia exige cuantiosas fuerzas. Con las armas convencionales se hace muy difícil acabar con la subversión. La guerra en la jungla constituye una aventura sin límites.” El tiempo le dio la razón y ello no hace más que confirmar que la guerra contra el narcotráfico es y será un rotundo fracaso.

Están más que comprobadas las relaciones y nexos del narcotráfico con las guerrillas y el terrorismo, con Eta, las Farc y Al Qaeda y en Sudamérica y Afganistán es el ejército el que se ha incorporado a la lucha contra el narcotráfico. La ONU y sobretodo Estados Unidos deberían recodar el certero vaticinio del fin de la guerra de Vietnam y recapacitar sobre su actual política de la “Guerra contra las drogas”.

El fracaso en Méjico de la actuación del ejercito contra los carteles de la droga queda avalado por las declaraciones del catedrático en Historia de la Universidad de Arizona y escritor de varios libros sobre la frontera, Oscar J. Martínez: “En la historia, no existe un precedente donde se demuestre que haya funcionado una guerra como la que enfrenta el Estado mexicano en contra de las drogas, la guerra contra las drogas que empezó el presidente de México ha tenido un resultado desastroso, muy destructivo, especialmente en Ciudad Juárez. No se ha aprendido de la historia. Yo digo que no se puede ganar una guerra así. Es una guerra contra la misma sociedad porque la sociedad consume drogas, ya sean legales o ilegales. Entonces, tratar de parar esa demanda es imposible”.

Se dice que la experiencia es un saco que llevamos colgado en la espalda y que por tanto no podemos ver para aprender del pasado y la realidad viene a confirmar que esta sentencia es una gran verdad, Estados Unidos no ha aprendido la lección del fracaso de la Ley Seca ni del fracaso de la guerra de Vietnam y ha caído en el mismo error en la política de prohibición de las drogas y la guerra contra el narcotráfico.

Cada día se hace más difícil la erradicación del consumo y del narcotráfico, en el consumo es una utopía el pretender acabar con el. El hombre a convivido con la drogas desde hace 5.000 años, en un principio en rituales iniciativos o espirituales y religiosos para poco a poco ir incorporándose a la cultura del ocio, situación en la actualmente nos encontramos. Si la sociedad ha convivido tanto tiempo con las drogas es imposible que pueda existir una política para acabar con dicho consumo. Y el narcotráfico cada día que pasa se hace más fuerte gracias a la globalización y a las conexiones con el terrorismo, el tráfico de armas y de personas y la delincuencia internacional en general. Y todas estas organizaciones criminales gracias a los paraísos fiscales cada día ostentan más poder en el mundo económico al invertir el dinero blanqueado en negocios legales, empresas multinacionales y en la banca internacional.

El verdadero “problema de las drogas” es que al ser ilegales han creado un narcotráfico que es el primer interesado en que el consumo vaya creciendo en lugar de regularlo y procurar que vaya disminuyendo. La solución debería de ser la legalización de las drogas, pero no una legalización sin control, no es el vender las drogas libremente en cualquier establecimiento sino la implantación de un sistema de control y vigilancia sobre la producción distribución, venta y consumo de todas y cada una de ellas, ya que debido a su particular composición no todas son iguales ni equiparables. Una política que predicando el no consumo acepte que siempre existirá y haga todos los esfuerzos y ponga los necesarios medios para que el consumo que persista sea un consumo responsable que perjudique lo mínimo posible la salud del consumidor. Si en el alcohol, droga con fuerte poder de adicción (puesto 5 de 18), existe un consumo responsable también puede existir en las demás drogas. No puedo asegurar que el consumo disminuiría pero lo que si se aminoraría notablemente serian los consumos problemáticos y peligrosos.

Deberíamos tener muy en cuenta que:

  • La prohibición no consigue acabar con el consumo e incluso hay a quien esta prohibición le invita a probar lo desconocido.
  • La prohibición hace aumentar el precio de las drogas y ello motiva que muchos caigan en la delincuencia para poder obtener dinero para seguir con su adicción.
  • Los beneficios de la prohibición solo repercuten en los narcotraficantes.
  • Al ser ilegales no existe un control de calidad con lo cual se producen muertes por sobredosis o adulteraciones.
  • Que es una aberración y un absurdo que la distribución de las drogas ilegales este en manos de criminales.
  • Es un contrasentido y una aberración que existan drogas legales y drogas ilegales, y más teniendo en cuenta los índices de adicción y peligrosidad del tabaco y el alcohol, muy superiores en ambos casos a la media.
  • Con la legalización diminuiría notablemente la sobresaturación de las cárceles y el costo que representa para la Hacienda Pública.
  • Que podría crearse un impuesto, al igual que como en el tabaco y el alcohol, que sumado a la inmensa cantidad de dinero que cuesta la represión del narcotráfico más lo ahorrado en el gasto de la prisiones, daría una cifra millonaria que se podría destinar a la atención sanitaria y terapéutica de lo adictos, a programas de Disminución del Riesgo, Gestión de Placeres y Riesgos y Reducción de Daños, y aún sobraría para otros fines sociales.
  • En el principio inalienable del derecho a elegir libremente tu modo de vida ¿que principio avala la prohibición? ¿Quien tiene derecho a prohibir el consumo de aquellos que en posesión de información sobre los efectos y consecuencias de las drogas, deciden tener un consumo?

Cada día que pase será más difícil encontrar una solución factible y efectiva pues si las Organizaciones Internacionales y los Gobiernos de los países no se dan prisa el mal ya no tendrá remedio y las organizaciones criminales con su poderío económico acabarán gobernando el mundo, lo cual no parece un futuro muy alentador.

Firmado: Joan Manuel Riera Casany
Voluntario social