La metanfetamina en España. Actualidad y perspectivas
El informe de Episteme Social «Metanfetamina en España: tendencias, perfiles y daños» financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, recientemente publicado, recoge el escenario mundial y analiza la actualidad del Estado español respecto a la tendencia de uso de esta sustancia que hasta hace quince años era prácticamente desconocida en el país.
La metanfetamina, no es ni mucho menos una droga nueva. Se descubrió en Japón a finales del siglo XIX y se simplificó su forma de producción en 1919, de forma que en la segunda década del siglo xx ya se comercializaba bajo el nombre de Pervitin® en Alemania o Philipon® en Japón como modulador del estado de ánimo y estimulante y se difunde entre la sociedad civil de esos dos países, ayudando a mantener el ánimo elevado y a aumentar la producción.
Durante la segunda guerra mundial la metanfetamina tuvo un papel destacado. Los historiadores han escrito numerosas páginas sobre la influencia de este estimulante en algunos compases decisivos del conflicto y está documentado el auge y promoción de esta droga, así como las consecuencias de su uso entre los excombatientes.
Desde entonces a nivel global y tras su fiscalización rigurosa, la metanfetamina no desapareció, de hecho, se comercializó como fármaco para la depresión, contra la fatiga y la obesidad durante décadas, su consumo se normalizó y fuera de esas pautas quedó relegada a un segundo plano respecto a otras drogas de uso recreativo.
A finales de los años ochenta la metanfetamina vuelve con cierto ímpetu a los mercados ilegales norteamericanos y asiáticos (donde le llaman shabú o yaba). En esa década se redescubre la meth como un estimulante potente a bajo precio y una fuente desde la que obtener beneficios sin depender de cultivos como con la cocaína o la heroína.
En Europa las cosas han funcionado diferente o por lo menos la metanfetamina ha tenido menor difusión de la que ha tenido en otros mercados internacionales. En el viejo continente se prefieren otros estimulantes como la MDMA en el ocio nocturno o la cocaína. Caso aparte sería el de la República Checa. En ese país y por extensión en la región, el uso de pervitin, nombre con el que se conoce en las calles a la metanfetamina en la región, está muy extendido como droga recreativa y es la principal sustancia ilegal de abuso en el país.
Según lo contrastado por nuestra investigación, fue con la llegada de fenómenos globales como el chemsex a partir del 2014, que se empieza a oír hablar de uso de «tina» en España más allá del punto anecdótico de los consumos de metanfetamina que se pudieran dar en los contextos rave en contacto con países del este y por tanto bajo esa influencia checa, o entre algunas comunidades asiáticas residentes en el país.
En el fenómeno chemsex, el uso de drogas en contextos sexualizados entre hombres gays, la metanfetamina ha tenido un papel importante. Para realizar las actividades propias de estos circuitos vale decir que pueden usarse diferentes sustancias. Sin embargo, el uso específico de GHB/GBL, metanfetamina, poppers, mefedrona o ketamina, junto con fármacos para la erección, forma parte de un kit cultural propio de este ambiente.
Lo más probable es que el uso de metanfetamina en estos contextos sexualizados haya venido desde Estados Unidos, donde ya abundaba la meth, y desde ahí se difundiera en esos circuitos vía Londres, Berlín o Ámsterdam y se convirtiera en un patrón cultural compartido por parte de las comunidades gays de los países occidentales. En España la escena chemsex ha aumentado significativamente desde su llegada al país y con ella también han llegado esas nuevas modalidades de consumo y por lo tanto esos nuevos perfiles de consumidores que acaban desarrollando problemas con su uso de drogas.
En nuestro informe se analiza el hecho de que hace apenas unos años la metanfetamina era un producto caro, alrededor de 120 euros el gramo, hoy en día puede comprarse por menos de cincuenta, esto indica que hay más metanfetamina en el mercado tal y como demuestran las actuaciones policiales que evidencian que Holanda se ha convertido en un país productor de la sustancia y que algunos grupos mexicanos introducen su metanfetamina o la cocinan en España, tanto para el consumo local como para su exportación a otros mercados.
Otro aspecto importante que refleja nuestro informe tras consultar a especialistas en mercados de drogas sintéticas de la EUDA y de la UNODC, es que la metanfetamina es una droga relativamente fácil de producir, por lo que pequeños grupos criminales con unos conocimientos de química razonables y acceso a precursores, pueden sintetizar este producto en cantidad suficiente para abastecer a una ciudad. El hecho de no depender de ningún cultivo hace que la metanfetamina sea fácil y más barata de producir que otras drogas y que su mercado sea fluido y altamente adaptable.
El análisis de la situación actual de España demuestra que hay consumo de metanfetamina en los contextos chemsex, en cierta medida en algunos ambientes rave y en los últimos años se ha observado como la sustancia llegaba a los circuitos de consumidores de calle, a aquellas personas que hacen un uso frecuente de drogas, normalmente heroína y cocaína fumada y/o inyectada, en lo que ha sido el perfil clásico de usuario de los centros de reducción de daños durante décadas.
En algunas ciudades, particularmente en Barcelona, esta tendencia hacia el uso de metanfetamina ha aumentado especialmente a partir del año 2020. En esos circuitos de exclusión social se conjugan personas de diferentes orígenes y perfiles de forma que las influencias en cuanto al consumo de drogas también se modulan y transforman. La llegada de la metanfetamina a ese mercado supuso que algunas de las personas que usaban cocaína en base, aunque también heroína mezclada con cocaína inyectada, migraran al uso de metanfetamina.
Esta migración de unas sustancias a otras adquiere su lógica desde un punto de vista económico, el gasto de dinero para satisfacer los consumos compulsivos de cocaína en base puede llegar a ser enorme, mientras que con metanfetamina no hace falta consumir de forma tan seguida. También existe una razón simbólica para esta migración: la metanfetamina facilita estar activo, despierto y consciente y por lo tanto más atento a las oportunidades de ganar algo de dinero y de no sentirse tan vulnerable en contextos de sinhogarismo.
Un aspecto fundamental recogido en nuestro informe son los riesgos derivados del consumo de metanfetamina debido a sus efectos y consecuencias del uso. Los efectos duran más tiempo que los de otros estimulantes, en función de la dosis pueden garantizar una vigilia de 24 o 48 horas manteniendo cuerpo y mente en estado de alerta. La falta de descanso, de alimentación y de una hidratación adecuada, junto con esa elevada estimulación del sistema nervioso, contribuye a la aparición de efectos agudos adversos.
Los efectos negativos a corto plazo del uso de metanfetamina son los problemas cardíacos, la hipertermia y la descompensación psíquica. Mantenerse muchas horas sometiendo al organismo a tal nivel de estrés, en determinados casos provoca brotes psicóticos. Cuando los consumos se dan en ambientes inseguros como la calle o ya existe alguna condición previa relacionada con la salud mental, los riesgos de sufrir estos episodios se multiplican.
A largo plazo la metanfetamina es una sustancia adictiva, su farmacocinética provoca la liberación masiva de neurotransmisores como la dopamina o la noradrenalina, relacionados con el placer y la activación del sistema nervioso. Ante un uso habitual prolongado en el tiempo, las depresiones y la ansiedad pueden ser recurrentes. También se relaciona con la hepatotoxicidad, la neuroinflamación, la bajada del sistema inmune y con una característica degradación de los dientes y encías, que en inglés es llamada ‘meth mouth’.
Nuestro informe concluye que en España la metanfetamina se presenta en estos escenarios y de momento no ha dado el salto a otros ambientes de uso de drogas, como las escenas de ocio recreativo entre la juventud u otros espacios más normalizados. En el consumo de drogas existe un fuerte componente social y cultural, las personas escogen unas sustancias y no otras en función de diferentes variables que suelen tener que ver con sus encajes sociales, familiares o de amistad y ante la metanfetamina aún existen algunas barreras que la convierten en un producto menos popular que otras sustancias, aunque cada vez esté más disponible en el mercado.
Lo previsible es que en los próximos años más gente pruebe la metanfetamina y que en los ambientes donde ya se consume, su uso aumente, básicamente por una cuestión de precio y disponibilidad. Consecuentemente, veremos un aumento de los casos de personas que acceden a tratamiento a causa de este consumo. Sin embargo, es menos probable que la metanfetamina trascienda de forma generalizada los ambientes donde ya se consume y por lo tanto, no veamos metanfetamina de forma recurrente entre la juventud o en ambientes festivos y sociales más normalizados.