El consumo de alcohol pierde protagonismo en la vida de los jóvenes en España. La generación Z -los nacidos entre 1997 y 2012- se relaciona con esta sustancia de forma muy distinta a la de sus padres o abuelos. Así lo confirman diversos estudios recientes, que apuntan a un cambio claro en los hábitos sociales de los más jóvenes. Las razones son variadas y van desde una mayor conciencia sobre la salud y el bienestar, estilos de vida más compatibles con el autocuidado y, también, factores económicos. El encarecimiento del ocio y la pérdida de poder adquisitivo, especialmente entre los menores de 30 años, han llevado a muchos a reducir su consumo de alcohol, tanto por convicción como por necesidad.
«Yo no bebo alcohol por decisión propia, nunca lo he hecho. Primero, porque soy muy deportista, y también porque influyó mucho la educación de mis padres, que desde pequeño me advirtieron de sus riesgos», explica Daniel Moya, de 22 años. «En casa tampoco se consume. Como mucho, mis padres se toman una cerveza sin alcohol», añade. Daniel forma parte del 24% de jóvenes mayores de 15 años que se declara abiertamente abstemio, es decir, que no ha consumido ninguna bebida alcohólica en los últimos 12 meses, según la última Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), elaborada por el Ministerio de Sanidad. «Cuando dices que no bebes alcohol, la gente tiende a insistir con frases como ‘venga, pruébalo, si no pasa nada’, pero no le veo sentido al hecho de beber y no voy a incorporarlo en mi vida si me va bien así. No me aporta nada», sentencia este estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones.
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