Los responsables del zoo de Bloemfontein, en Sudáfrica, temen por la salud de Charly, un simio de treinta y ocho años de edad que nadie sabe cuándo empezó con este hábito. El caso es que convercele a él y a su pareja Judy, también muy adicta, está resultando de lo más complicado. Otro ejemplo de la similitud entre humanos y primates.