El consumo de cocaína y de anfetaminas genera diversas dificultades; entre otras, la pérdida de control sobre la propia vida y las consecuencias de la adicción. Pero un estudio realizado en Estados Unidos y divulgado durante la primera semana de abril en la publicación Archives of General Psychiatry, mostró que, además, pueden provocar accidentes cerebrovasculares.

Ambas son sustancias estimulantes. Ambas, antes de esta investigación, habían sido relacionadas con accidentes cerebrovasculares, con base en análisis previos efectuados en animales y seres humanos.

Pero la evaluación de más de 3 millones de pacientes atendidos en centros asistenciales de Texas encontró un nexo mucho más fuerte, informó Reuters.

Entrevistado vía correo electrónico por El Nacional, el autor del estudio, Arthur Westover, del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern en Dallas, explicó que ambas sustancias elevan la presión arterial y generan espasmos en las paredes de los vasos sanguíneos, lo que se considera un factor de riesgo para sorpresas en el cerebro.

«Investigaciones previas en animales han mostrado hemorragia y trombosis (corte en el suministro de sangre) en el cerebro de monos cuando se administra metanfetamina. La cocaína puede interrumpir la regulación de la presión de la sangre en el cerebro», advirtió.

Westover trabajó con adultos de 18 a 44 años de edad. Pero no existen razones para creer que los efectos hallados no se verían en gente de más edad.

Hay dos tipos de accidentes cerebrovasculares: isquémicos y hemorrágicos. Los isquémicos son ocasionados por una obstrucción (un trombo), y representan 88% de los ataques cerebrales. Los hemorrágicos son producidos por un derrame de sangre.

De acuerdo con la pesquisa, las y los consumidores de cocaína presentaban el doble de riesgo de padecer tanto un ACV isquémico como uno hemorrágico. La utilización de anfetaminas se asoció con un riesgo cinco veces mayor de ACV hemorrágico (mas no isquémico).

«No tenemos una respuesta, todavía, de por qué el abuso de anfetamina se relaciona con accidente cerebrovascular hemorrágico y no isquémico, mientras el abuso de cocaína se relaciona con ambos. Quizás en el futuro brillará alguna luz sobre esto».

Otras drogas, como la marihuana, también llevarían a una situación similar. «Nuestro estudio mostró una pequeña, pero estadísticamente signifi cativa asociación, entre el abuso de cannabis y el accidente cerebrovascular isquémico. Pero de cualquier manera, es muy especulativo pensar que la marihuana puede ser un factor de riesgo para accidentes cerebrovasculares», señaló Westover.

-¿Es posible extender las conclusiones del trabajo a otros países? -Como la población de Texas es grande y diversa, pienso que no hay razones para decir que los abusadores de drogas de Texas están en riesgo, y los abusadores de drogas de otras naciones no están en riesgo. Los consumidores de drogas en todo el mundo se encuentran en riesgo.

«Anfetaminización» en EE UU la cocaína (en la forma sólida que se quema y la forma en polvo que se inhala) es la droga de mayor consumo en Venezuela, y sigue en aumento, subraya Juvenal Villasmil, presidente de la Fundación José Félix Ribas.

Los patrones de adicción han variado en las últimas décadas.

«Antes, las personas se iniciaban con alcohol y marihuana, y después seguían con lo demás. Hoy en día, venezolanos y venezolanas se inician directamente con el consumo cocaína. Esto, tal como lo reportan los centros de tratamiento», refi ere.

La anfetamina es un problema de salud pública en Estados Unidos, mas no en el país. «En Estados Unidos se vive la `anfetaminización’ de la sociedad, porque se utiliza para adelgazar debido a que suprime el apetito (el organismo entiende que no hace falta alimentarse porque está estimulado). En Venezuela hay algunos centros de estética que la emplean, pero no tenemos reportes de adicción».

Si una mujer usa anfetaminas «puede estar en riesgo de adicción. Cada quien posee un potencial adictivo en mayor o menor grado».

Aun cuando el organismo de un individuo que utiliza cocaína se adapta para aprovechar la droga, Villasmil recuerda que es posible eliminar la adicción.

Riesgos

Por nariz, la boca o venas

La cocaína es una droga estimulante y altamente adictiva. La sal de clorhidrato, la forma en polvo de la cocaína, se puede inhalar o disolver en agua para inyectarse. El crack es una forma de cocaína que viene en forma de cristales que se calientan para producir un vapor que se fuma. El término «crack» se refiere al crujido que se oye cuando se calientan los cristales.No importa la forma ni la frecuencia de consumo, la usuaria o usuario de cocaína se expone a una emergencia cardiovascular o cerebrovascular, que pueden resultar en la muerte súbita. Los fallecimientos relacionados con la cocaína a menudo son el resultado de un paro cardiaco o una convulsión seguida de un paro respiratorio.Cuando las personas combinan el consumo de cocaína con alcohol, están agravando el peligro que presenta cada una de estas drogas y, sin saberlo, realizan en sus propios cuerpos un experimento químico complejo. Varios investigadores han encontrado que, al combinar el uso de cocaína con alcohol, el hígado fabrica una tercera sustancia, el etileno de cocaína, que intensifica los efectos eufóricos de la cocaína y potencialmente aumenta el riesgo de muerte repentina.

La metanfetamina es una droga tóxica y adictiva. Se puede ingerir, inhalar, inyectar, aspirar o fumar. Se la conoce como «meta», «anfetas», «speed». Fuente: Instituto Nacional del Abuso de Drogas (EE UU).