La aprehensión de doce kilos de heroína escondida en el depósito de combustible de un vehículo en Tui no es casual. Aunque la Policía Nacional cree que ese cargamento iba para Portugal, la aparición cada vez más frecuente de alijos de esta sustancia en Galicia lleva a las fuerzas del orden a dar por seguro que hay un repunte en el consumo de una droga que en los últimos años se reducía a ambientes marginales.

Los balances de incautaciones realizadas en los últimos años demostraban que los opiáceos que tanto daño habían hecho entre los jóvenes de los setenta y los ochenta apenas ya se consumían, aunque nunca dejó de haber dosis disponibles para los clientes de los poblados gitanos gallegos. Pero si en el 2001 se habían confiscado 106 kilos en la comunidad, y en el 2004 se bajó a 8,7, significaba que su consumo había bajado significativamente. Y esa tendencia siguió en los ejercicios posteriores, hasta llegar al año pasado, cuando la cantidad incautada se redujo a 4,2 kilogramos.

Sin embargo, en el 2009 se alcanzaron los 40 kilogramos de heroína aprehendida en Galicia, lo que casi multiplica por diez la cantidad incautada con respecto al 2008. En septiembre, la Policía Nacional se hizo en Narón con un alijo de doce kilogramos por el que detuvieron a dos ciudadanos marroquíes y a un gallego. Y hace solo dos semanas encontraron en un coche en el peaje de Vilaboa otros cuatro kilos de la misma sustancia que transportaba un macedonio que residía en Caldas. A ello se suman los doce kilos hallados en el depósito de combustible en Tui y once más que aprehendió la Guardia Civil en varias operaciones el año pasado.

Oferta y demanda

Varias son las razones que explican este repunte. Por una parte, en los últimos años se incrementaron los cultivos de opiáceos en Afganistán, país que produce el 90% de la heroína que se comercializa en todo el mundo. La mayor oferta empuja siempre a una mayor demanda, sobre todo si bajan los precios. Hoy en día, en Galicia se vende el kilo de cocaína a 35.000 euros, mientras que la heroína está a 23.000. Por otra parte, los jóvenes consumidores le han perdido el miedo a esa sustancia. Ya quedan pocos yonquis de los de antaño, y a causa del sida, el consumo por vía intravenosa es cada vez más residual. Los nuevos consumidores son politoxicómanos, y hacen uso de la heroína para fumarla en chinos y bajar así la euforia de las drogas estimulantes.