La aplicación de la ley antitabaco, que prohíbe fumar en el interior de bares y restaurantes, discurre con aparente normalidad pero está dejando reacciones de todo tipo. Fumadores enfadados y tiritando de frío a las puertas de una cafetería; restaurantes, como el marbellí que se ha declarado abiertamente insumiso; o hosteleros como el de Otxandio, a quien ayer le dio por romper la máquina de tabaco en señal de protesta.

En Gipuzkoa, no se ha llegado a estos extremos. No en vano, la principal asociación de hosteleros de Gipuzkoa, aunque ha mostrado sus pegas a la nueva ley, no ha secundado el llamamiento de la Federación de Hostelería del País Vasco -a la que ya no pertenece-, que animó a sus asociados a que, en señal de protesta, retirasen las máquinas expendedoras de tabaco, con las que el Estado recauda «una parte importante» de los impuestos derivados de la venta del tabaco.

Eso sí, en Gipuzkoa hay locales que han movido ficha. Un puñado de bares de copas de Donostia -la mayoría de la Parte Vieja y de Egia- han retirado las máquinas expendedoras de tabaco de sus locales «por coherencia» con la nueva ley.

Según explica Edurne Zabala, propietaria del Mendaur -uno de los bares que ha tomado esta decisión-, «no es normal que si no se puede fumar se venda tabaco en el interior del local. No tiene mucha lógica. Hemos quitado las máquinas por coherencia».

La medida se ha tomado también para evitar problemas. «He hablado con otros compañeros que tienen bares de ocio nocturno y la mayoría tiene pensado quitar la máquina porque nos va a crear más problemas que otra cosa», añade Zabala.

Según señala la dueña del Mendaur, «las sanciones a las que nos exponemos son demasiado altas y no merece la pena tener la máquina en el bar. La noche es un momento de ocio y, en ocasiones, la gente no razona y puede haber problemas». Zabala asegura que al menos otros cinco bares de la calle Fermín Calbetón han retirado las máquinas, así como otros locales de Egia.

En la Asociación de Empresarios de Hostelería de Gipuzkoa conocen la decisión de este grupo de bares de ocio nocturno, aunque reconocen que no es una posición generalizada en el territorio. No obstante, recuerdan que siempre han defendido la postura de que «por coherencia» no se vendiera tabaco en los bares si se prohibía su consumo.

«No compartimos el llamamiento de la Federación de Hostelería del País Vasco de retirar las máquinas. Hemos dejado libertad a los asociados porque en el territorio hay locales que facturan mucho dinero con estas expendedoras y es un elemento importante en zonas de paso hacia Francia», explica Kino Martínez, gerente de Hostelería Gipuzkoa.

A golpes en Otxandio

Si en Gipuzkoa la retirada es más sutil, en Vizcaya hay quien lo hace a mazazos. Así acabó ayer con la máquina expendedora de su restaurante un hostelero de Otxandio. «Llevamos 3 años en caída y esto ya nos remata. Si el Gobierno dice que no puedo fumar en mi propio local, tampoco se va a llevar un duro del tabaco que vendo aquí», manifestó Pedro María Garaialde, dueño del asador Gomilaz, tras «destripar» literalmente la máquina en el exterior de su establecimiento ante las cámaras de televisión. «Es una demagogia que nos permitan vender cigarros inflados a impuestos pero que después prohiban fumar».