La adicción comparte con los trastornos de personalidad mecanismos de vulnerabilidad genética y déficits neurobiológicos, neuropsicológicos y clínicos. Así pues, los síntomas característicos de trastornos de personalidad clasificados en los grupos B y C (los más prevalentes en consumidores de cocaína) se solapan con déficits de rendimiento en componentes específicos del control ejecutivo (desinhibición e inflexibilidad), que a su vez están deteriorados en adictos. Estas similitudes pueden deberse al hecho de que ambos trastornos tengan su origen durante el intenso período madurativo de la adolescencia, durante el cual completan su maduración los sistemas cerebrales implicados en el control ejecutivo y la regulación emocional. El objetivo de esta revisión es profundizar en los aspectos neuropsicológicos y los sustratos cerebrales y genéticos que comparten ambos tipos de trastornos para comprender y abordar mejor la comorbilidad existente entre ambos.
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