La muerte del chico de 16 años registrada el martes en el barrio Las Margaritas (Mayor Drummond) causada por el consumo de inhalantes y el caso de otro adolescente de 15 años que también falleció por aspirar pegamento el miércoles 3 de marzo en el barrio 25 de Mayo (Rodeo de la Cruz), reavivaron una vieja polémica referida a estas peligrosas drogas que -al venderse como productos de uso cotidiano- son de fácil acceso para los chicos y adolescentes de los sectores más marginales.

Desde el Plan Provincial de Adicciones indicaron que los inhalantes son, por lo general, la primera droga a la que acceden los jóvenes -de acuerdo al registro de pacientes que están en tratamiento por adicciones-, con un promedio de edad de 12 años.

«Los centros de tratamiento de la provincia han llegado a recibir hasta a chicos de 8 años que llegan intoxicados con pegamento», indicó el titular del plan, Mauricio Vezzoni, quien agregó que lo más común es que el adicto a esta droga sea policonsumidor, es decir, consuma otras sustancias además de inhalantes.

El encargado de estadísticas de esa dependencia, Javier Segura, en tanto agregó que esta adicción es la cuarta causa de atención de pacientes drogadependientes en la provincia, detrás de la marihuana, el alcohol y la cocaína.

De 700 consultas mensuales que reciben en los siete centros preventivos de la provincia, casi un centenar responden a pacientes que se tratan por la adicción a los pegamentos u otras sustancias que se inhalan (lo que equivale a 14 por ciento).

Sustancias

«El Poxirán es una de las tantas sustancias que consumen los adictos a los inhalantes. También lo hacen con naftas, colas de pegar, quitaesmaltes, fumigadores en aerosol, solventes y hasta sprays para limpiar computadoras», sostuvo Vezzoni, agregando que los datos se desprenden de la cantidad de atenciones que brindan en los centros preventivos de Godoy Cruz, Ciudad, Las Heras, San Martín, Malargüe, General Alvear y San Rafael.

Para Vezzoni, un aspecto en el que hay que trabajar es en el control sobre la comercialización de los pegamentos con las sustancias nocivas -tolueno y benceno-.

«Hay ordenanzas municipales que restringen su venta y un proyecto para que se haga un listado general de cuáles son las sustancias alucinógenas y psicoactivas para regular su venta, pero no se ha avanzado en esto», destacó el titular de Adicciones, quien resaltó que lo mismo sucede -«está trabada»- con la idea de que se empiecen a vender pegamentos sin las sustancias adictivas.

No obstante, indicó que desde su repartición están trabajando en asistencia, prevención, capacitación e investigación para optimizar no sólo la atención y recuperación de los adictos a los inhalantes, sino también a los más de 400 pacientes policonsumidores que atienden mensualmente.

«El trabajo tiene que ser interdisciplinario, no sólo desde este plan, sino con intervención de la Dirección General de Escuelas y otros ministerios. Por ejemplo, junto con la Sedronar y la DGE estamos llevando adelante el programa de prevención «Quiero Ser», en el que se capacita a docentes para que estos trabajen con los alumnos y a la vez con los padres.

El año pasado capacitamos a más de dos mil docentes y la idea es completar los 40 mil chicos de todas las escuelas de la provincia», sentenció Vezzoni.

Desde la experiencia

Marcelino Altamirano conoce los flagelos a los que están expuestos y el abandono en el que viven los impropiamente llamados «chicos de la calle».

Además de haber tenido una infancia dura, Altamirano brinda en la actualidad contención y cobija a cientos de chicos en situación de riesgo, y es por esto justamente que sabe mejor que muchos lo que son los inhalantes tóxicos y la facilidad con que los chicos y adolescentes caen en la tentación de éstos.

«No es algo de hoy, no es algo nuevo, es de todos los días. Estos son los casos que se saben porque son tapa de un diario, pero hay otros tantos que ni se conocen», indicó el referente, quien fue más allá con su denuncia pública.

«Hay lugares donde los pibes compran cuando quieren, a la hora que sea. Hay ferreterías de barrio que fraccionan pegamento en una bolsita y lo venden a uno o dos pesos cada una», continuó.

El hombre asistió ayer por la mañana a la Legislatura, golpeando las puertas de los diputados y senadores en busca de alguien que tome en serio sus palabras.

«Son (los inhalantes) una de las adicciones más comunes en los barrios más marginales, porque es muy barato, y por lo general los chicos terminan mezclándolos con alcohol y otros cócteles. Después esos mismos chicos son los que quedan dados vuelta, se roban un auto y terminan volcados y muertos», indicó.

Asimismo, el encargado del hogar «Casita Puente Afectivo» se mostró dispuesto a colaborar en lo que le pidan con tal de hacerle frente a la situación.

«Tienen que escuchar a los que estamos en el día a día y conocemos la calle a la perfección. El otro día fueron a buscarme cinco chicos que estaban «dados vuelta» y me pedían ayuda, pero la Casita no da abasto», se lamentó.