Un análisis reciente de dientes humanos de hace 4.000 años ha revelado los rastros más antiguos conocidos del consumo de nuez de betel, una sustancia psicoactiva ampliamente utilizada en Asia hasta la actualidad.

Gracias a nuevos métodos científicos capaces de detectar residuos invisibles a simple vista, los investigadores han podido identificar esta práctica cultural milenaria, que de otro modo habría pasado desapercibida en el registro arqueológico; unos hallazgos que muestran cómo ciertas costumbres profundamente arraigadas han perdurado durante milenios.

Leer el artículo completo en lavanguardia.com