Salvador Guzmán es miembro de Alfamur, una asociación murciana dedicada a asesoramiento de los alcohólicos y sus familiares. Además de celebrar las tradicionales reuniónes, Guzmán intenta fomentar en la sociedad la premisa de que el alcoholismo es una enfermedad.

¿Por qué una enfermedad?

– Por varias razones. En primer lugar, el alcohol es el principal responsable de al menos 21 enfermedades. Por otro lado, la dependencia que produce es un mal psicológico que afecta tanto al enfermo como a sus familiares, sentimental y económicamente. Finalmente, el alcohol genera la enfermedad del alma, y no hablo de temas religiosos. Yo sé cómo se siente esta clase de gente porque lo he vivido. El alcohol es tristeza, soledad y falta de ganas de vivir.

En una sociedad tan ligada a la bebida, ¿cómo se sabe cuando se está enfermo?

– Pues es muy fácil de comprobar. Basta con decirse: «Puedo vivir sin alcohol».

Pero ni siquiera el Gobierno lo considera un problema…

– Eso ocurre porque a la Administración le viene muy bien el dinero de los impuestos que graban la bebida. Pero lo que no saca a la luz el Gobierno es el gasto sanitario que produce el tratamiento del alcoholismo y las enfermedades derivadas. Realmente, creo que en términos monetarios no compensa.

En este contexto, ¿qué opina de los botelleos?

– Es la forma más sencilla de iniciarse en el mundo del alcohol. Cuando se celebran debates sobre este tema, todo el mundo habla de ruidos o suciedad. Sin embargo, a nadie parece importarle la salud de los jóvenes. Ellos saben todos los problemas que pueden producir a los vecinos, pero no el peligro para su propio cuerpo. Una ley represiva no funciona contra un enfermo.

¿Cómo trabaja su asociación?

– Mediante reuniónes. El alcohólico acude los lunes o miércoles y habla de su enfermedad con gente que ha sufrido su mismo problema. El hecho de que se le escuche ya le devuelve parte de su dignidad. Los viernes vienen también las familias, a las que se asesora y atiende en sus problemas con el enfermo. Además, invitamos a cualquier miembro de la Administración a que venga y vea como trabajamos. Peñarrubia tiene más razón que un santo cuando recuerda al PSOE cierta ineficacia política por consentir que la cárcel de Villena no fuera construída en Murcia. Los socialistas tampoco lograron sacar adelante el cacareado macrocentro de Cartagena, una ciudad que ahora pierde también su penal. Por vez primera Peñarrubia estalla. Pero no le faltan argumentos.