El tabaco perjudica seriamente la salud, y ese mensaje se ha interiorizado. Los perjuicios del cannabis, en cambio, no se toman tan en serio por parte de los adolescentes catalanes.Así lo demuestra un estudio de la Direcció General de Salut Pública, dependiente del Departament de Salut, que tras analizar las tendencias de consumo en Cataluña entre los estudiantes han detectado datos inquietantes que señalan que el cannabis se ha convertido en un sustitutivo del tabaco.

Según Joan Colom, director del Organo Técnico de Drogodependencias, «el rol que tenía el tabaco hace 20 años, que era la sustancia clásica de identificación de los grupos de adolescentes, se está sustituyendo por el cannabis». Y es que el tabaco se ha ido abandonando en beneficio del consumo de porros «por la baja conciencia de riesgo» que tienen los jóvenes.

«Nos preocupa que en un momento que la línea de investigación para valorar el posible uso terapéutico de determinadas sustancias constribuya a que la percepción del riesgo sea más baja», admitió Colom. El experto sostiene que este uso como «postura» enseguida se abandona, «y sólo un pequeño porcentaje mantiene el consumo de forma compulsiva».

Una encuesta a 1.885 estudiantes catalanes de 14 a 18 años hecha en el 2002 señala que en los últimos 30 días el 29,5% de los jóvenes había fumado tabaco, frente al 31% que lo hacía en el año 1994, mientras que el consumo de cannabis aumentó del 17,1% al 26,8%, lo que supone un incremento de casi el 57%.

Los datos revelan que el 70% de estos jóvenes había fumado entre seis y nueve veces ese mes una media de 3,4 porros al día, y un 19% lo había hecho 20 días o más, lo que significa que lo hacían casi a diario, y una media de 6,1 porros al día, un consumo que para los expertos es muy preocupante.

Según el presidente de la Sociedad Española de Toxicomanías (SET), José Pérez de los Cobos, es muy importante dejar claro que el consumo de cannabis es perjudicial para la salud, independientemente de que puntualmente pueda ser indicado por los médicos de forma terapéutica.

Problemas de memoria, atención, concentración y desarrollo de las labores de aprendizaje son comunes a los consumidores de esta sustancia, pero más allá de estos trastornos cognoscitivos, los efectos de su consumo pueden desencadenar trastornos mentales.«El cannabis, con mucha probabilidad, es una sustancia inductora de la psicosis», señaló ayer Pérez de los Cobos. «Desaconsejo el consumo recreativo de cannabis», sentenció el experto.

Aunque en ambos sexos se empieza con el cannabis sobre los 14 años, las mujeres lo dejan antes, y después ejercen un papel «protector» al inducir a sus parejas a dejarlo también.

El motivo que, según los jóvenes, les induce al primer consumo es, en un 88% de los casos, la curiosidad, seguida en un 39,3% de las ganas de sentir nuevas sensaciones. El 28,7% de los consumidores habituales dicen que lo hacen para relajarse, un 24% para sentir nuevas sensaciones y un 20% para bailar y divertirse.