Redacción-
El líder de la mayoría en el senado de Estados Unidos, Chuck Schumer al anunciar un proyecto de ley integral para legalizar la marihuana la semana pasada, advertía:
«No queremos que las grandes compañías tabacaleras y las grandes compañías de bebidas alcohólicas se abalancen y tomen el control»
La industria tabacalera elaboró en 1983 una lista titulada «ideas para nuevos productos», en ella se encuentra, entre otras estrategias, la de elaborar productos de tabaco y marihuana. Esto nos lo recuerdan el BostonGlobe.com en un artículo que pretende dar algo de luz sobre llegada de la industria del tabaco al mercado del cannabis.
Como señalan en el artículo, no es una coincidencia que en 2018 Altria, propietaria de la marca Marlboro, invirtiera 1.800 millones de dólares en una empresa de cannabis y 12.800 millones de dólares en JUUL, una empresa que comercializa cigarrillos electrónicos que ha sido popular entre los niños y ha provocado una crisis de salud pública.
El miedo a que la industria tabacalera entre en el negocio de la marihuana no es irracional, como recuerdan en el Boston Globe, la industria tabacalera ha sido condenada por engañar al público respecto a los beneficios o perjuicios del consumo de tabaco, durante décadas. Les acompaña una larga historia de marketing dirigido hacia las personas más vulnerables. En un artículo publicado en lasdrogas.info hablamos de como durante años han hecho un marketing muy agresivo para conseguir que la comunidad afroamericana fume cigarrillos mentolados. En el artículo del Boston Globe también comenta la existencia de un documento que describe un plan de marketing dirigido a las poblaciones LGBTQ en San Francisco en la década de 1990, denominado internamente como «marketing urbano de subcultura», también conocido como «Proyecto SCUM».
Para conseguir que la nicotina fuera más adictiva la industria tabacalera manipulo la composición química de los cigarrillos, agregando por ejemplo amoníaco que provoca que la nicotina llegue más rápido al cerebro. Los objetivos de esta industria siempre han ido enfocados a aumentar el poder adictivo de su producto y a disminuir la edad de inicio en el consumo, ya que el interés de la empresa está en maximizar los beneficios.
Para hacer frente a las posibles consecuencias que puede tener la industria tabacalera en el porvenir del consumo de marihuana, el artículo resalta las regulaciones rigurosas que algunos estados donde ya es legal el cannabis aplican como medida de contención. Por ejemplo en Massachusetts los reguladores también limitan cuantas tiendas o plantas puede controlar una persona, por lo que ninguna empresa puede tener una influencia enorme en la elaboración de reglas y revertir las protecciones centradas en la salud pública.
El artículo del Boston Globe concluye: