La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, advirtió hoy de que se ha detectado un adelanto en la edad media de inicio en el consumo de alcohol a los 13 años, así como una imitación del modelo anglosajón consistente en ingerir grandes cantidades en poco tiempo, aunque el verdadero problema, señaló, es la baja percepción de los jóvenes del peligro de sufrir lesiones cerebrales que conlleva.
Moya, en la presentación de las XXXIV Jornadas Nacionales de Socidrogalcohol, que desde hoy y hasta el próximo sábado reúnen en Valencia a expertos mundiales para analizar los últimos datos sobre adicciones, subrayó que hay evidencias científicas que apuntan que el consumo de alcohol en menores afecta al sistema nervioso central y provoca daños cerebrales que se traducen en problemas de concentración, olvido, pérdida de memoria, influye asimismo en su capacidad de actuación, además de generar lesiones en la hormona del crecimiento y en el sistema digestivo.
Sin embargo, alertó de la baja percepción de riesgo que existe entre los menores por el abuso de alcohol y drogas ya que el modelo de drogodependiente que tienen es el consumidor de heroína, que se visualizaba hasta físicamente por el deterioro en el aspecto que presentaba y que además estaba asociado a ambientes marginales. En cambio, el consumidor actual es más joven, está integrado socialmente en el ámbito académico o laboral, es consumidor de varias sustancias y la ingesta se produce de forma intermitente vinculada al ocio.
Moya expuso que esta forma de consumir alcohol se ha «normalizado» entre los jóvenes ya que «parece que su forma de divertirse sea siempre con la presencia de una sustancia adictiva», con el macrobotellón como máximo exponente de esta situación, y con la creencia general de que «no pasa nada por consumir con cierta frecuencia».
Por ello, aclaró que la intención del Gobierno con la conocida como Ley del Vino, que no se aprobó pro «falta de consenso social», era proteger la salud de los menores porque «todas las bebidas alcohólicas suponen un riesgo». «Cuando hablamos de una política de alcohol se habla de alcohol en general porque no es el tipo de sustancia lo que es lesivo sino la cantidad de ingesta», aclaró.
Sin embargo, destacó que desde el Ministerio de Sanidad se continúa trabajando con este objetivo mediante campañas de sensibilización a los jóvenes, informando de las consecuencias mediante medios como internet que «los reconozcan como suyos», formar a los profesionales sanitarios para que puedan prevenir estos problemas antes de que sean reversibles, así como mediante otro tipo de medidas que dificulten el acceso de los jóvenes al alcohol.