El cambio en la perspectiva con la que los médicos afrontan el tratamiento terapéutico de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ha dado la relevancia que merece a esta enfermedad, que hoy día afecta a uno de cada diez adultos mayores de 40 años y que esta semana celebra su día mundial.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es, en estos momentos, la cuarta causa de mortalidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Quienes en la actualidad están luchando contra esta patología aprovechan la jornada del 15 de noviembre, Día Mundial de la EPOC, para reivindicar una mayor sensibilización social y una mejora en su tratamiento bajo el lema «¡Sin aliento, pero no indefenso!».
Las cifras oficiales que nos deja esta enfermedad reflejan que uno de cada diez adultos mayores de 40 años padece EPOC y cerca de tres millones de personas fallecen por su causa en todo el mundo. Estos datos han convertido a la patología en un grave problema mundial de salud, pero lo cierto es que su tratamiento ha experimentado un positivo desarrollo.
Hasta hace poco, y como explica Vicente Plaza, coordinador de Especialistas para Atención Primaria del Hospital Santa Creu y San Pau de Barcelona, «se vivía en una perspectiva un poco pesimista», ya que la EPOC permitía muy poca acción terapéutica. Incluso los tratamientos con los que se contaba no producían «cambios muy importantes en la historia natural de la enfermedad», asegura este experto. Hoy, los profesionales confirman que se está actuando de forma adecuada, precoz y con un tratamiento intenso lo que, a la larga, «permite mejorar la calidad de vida, reducir las exacerbaciones y la mortalidad de la enfermedad». Esto, en opinión de Plaza, «ha puesto de moda» la EPOC.
Desde el punto de vista clínico, como explica Plaza, los aspectos a mejorar de esta patología con los nuevos tratamientos son, «en primer lugar, la mortalidad; en segundo lugar, las exacerbaciones, sobre todo las graves; y finalmente, la calidad de vida de los pacientes afectados». En este contexto, los expertos reservan un capítulo a la prevención, ya que «juega un papel fundamental en el abordaje terapéutico». Así, los esfuerzos se están centrando en reducir la prevalencia de fumadores, puesto que el hábito tabáquico es la principal causa de la EPOC.
Retos terapéuticos
En cualquier caso, y a pesar del largo trayecto recorrido en materia de tratamiento, son muchos los retos que se plantean en este sentido. Tal y como explica Plaza, es necesario potenciar el diagnóstico precoz para identificar a todos los pacientes con EPOC en unos niveles medios, principalmente porque en estos momentos quienes acuden a las consultas son, en su mayoría, pacientes con la enfermedad en etapas muy evolucionadas, donde cabe una escasa opción terapéutica.
En este sentido, este experto propone universalizar la espirometría en los centros de salud y en Atención Primaria «con el objetivo de identificar pronto a pacientes que ya empiezan a tener alteraciones propias de la EPOC», ya que esto «conllevaría una prevención de estadios más avanzados». Desde el punto de vista farmacológico, este especialista propone que los pacientes tengan acceso a los medicamentos disponibles. En su opinión, sólo se está administrando a los pacientes fármacos de acción inmediata o corta, «cuando hay datos para pensar que existen tratamientos más intensos, con cierta duración prolongada y, en muchos casos, asociados a corticoides inhalados (como es el caso de la combinación budesónida y formoterol) que también puede proporcionar efectos beneficiosos en EPOC media o moderada».