Decía Víctor Hugo, en Los Miserables, que “la excarcelación no es la libertad. Se acaba el presidio, pero no la condena”. Y es que cualquiera que haya permanecido un tiempo en prisión sabe a la perfección que este lugar, en realidad, dista mucho de ser el resort vacacional a que se refieren algunos en los medios de comunicación y en las redes sociales. Aquellos que, alegremente, reclaman la tipificación de más delitos y la imposición de más penas privativas de libertad.

Hace algunos años, en el momento de su promulgación, el Código Penal seguía un orden lógico. Tras el artículo 31, iba el 32. Y así sucesivamente. Pero ahora, antes de llegar a este último, nos encontramos con cuatro preceptos más que han ido añadiéndose con los adverbios numerales de bis, ter, quater y quinquies.

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