Redacción-
La Cumbre sobre Drogas celebrada en 1999, fue el preámbulo político a la creación de la sala de inyección supervisada de Sydney en Kings Cross, Uniting Medically Supervised Injecting Center [Centro Integrado de Inyecciones Supervisadas por un Médico], que celebraba 20 años la semana pasada.
En un artículo publicado en The Sunday Morning Herald, uno de los diarios más importantes de Australia, titulado ‘The last brave thing that happened’: How the injecting room led the way on drug reform [«La última cosa valiente que sucedió»: Cómo la sala de inyecciones abrió el camino a la reforma de las drogas], se hacen eco del trabajo realizado por el centro en estos 20 años y de las reivindicaciones de trabajadoras, usuarias o políticos.
La primera directora médica de la sala de inyección de Kings Cross, Ingrid van Beek, opina que el centro no se hubiera abierto en el entorno político actual, y que fue «la última cosa valiente que sucedió» en lo que respecta a políticas de drogas. Según Ingrid van Beek, los gobiernos de estos últimos 20 años no se han reformulado mucho en materia de drogas. Una muestra de ello es que la sala de Kings Cross es la única del estado donde, aparte de proporcionar equipos limpios, los consumos son supervisados por un médico.
Para la Dr. Marianne Jauncey, la directora actual, «En todos los lugares donde se proporciona a las personas equipos de inyección limpios, debería haber la capacidad de supervisarlos»
En estos 20 años, la sala ha demostrado su eficacia con creces. Según el ministro de salud, Brad Hazzard, la sala de inyección ha logrado sus objetivos de prevenir las sobredosis, reducir la propagación de enfermedades transmitidas por la sangre y brindar un tratamiento y asesoramiento a las personas que consumen drogas. Considerándolo un «éxito político». Uniting Medically Supervised Injecting Center ha brindado supervisión médica para más de 1.2 millones de inyecciones y realizó casi 19,000 referencias a servicios de salud y bienestar.
Liz Gal y Kevin Street, son dos personas usuarias de la sala. Ellas hablan del papel crucial que tuvo el centro para abandonar un consumo problemático, y como el trato no estigmatizador fue de las cosas que más propiciaron ese cambio. Gal además realza las vidas salvadas por la sala, en el centro se han manejado 10.582 sobredosis sin ninguna muerte.
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