El tabaco que puede comprarse en cualquier estanco o bar puede llegar a contener hasta 40 sustancias potencialmente cancerígenas para el hombre. Entre todas las marcas analizadas, además, se han descubierto un total de 4.000 sustancias químicas distintas que conforman el «cuerpo» del cigarrillo. Estos y más descubrimientos puso sobre la mesa Lorenzo Moro Álvarez, del Servicio de Salud del Principado de Asturias, en una charla organizada por el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas, el área sanitaria VIII y la Mancomunidad del Nalón.
La conferencia de Moro Álvarez contó con la presentación de José Antonio Ríos Sánchez, responsable del Servicio de Prevención de Drogodependencias de la Mancomunidad del Valle del Nalón. La celebración de la charla, el pasado día 1, en la casa de cultura de Sama, se produjo a consecuencia de la conmemoración, el último día de mayo, del Día Mundial sin Tabaco. En su exposición, Lorenzo Moro puso de relevancia que «el tabaco que habitualmente se fuma» contiene sustancias como el «amoniaco, arsénico, butano, cianuro, metano, formaldehído, cadmio, monóxido de carbono, benceno, radón o nicotina». También tienen alquitrán, la sustancia que es el catalizador que permite a «todos los venenos presentes en el cigarrillo viajar hacia el torrente sanguíneo».
Otro de los elementos presentes en los pitillos, la nicotina, es la responsable de que el tabaco cree adicción. Según se indicó en la conferencia, estudios científicos han demostrado que la nicotina de los cigarrillos es al menos tan adictiva como pueden serlo drogas duras como «la heroína o la cocaína». La nicotina es también la causante de las sensaciones que padecen los fumadores entre un pitillo y otro. Este pequeño «síndrome de abstinencia» se provoca por la caída y subida del nivel de nicotina, lo que a su vez se traduce en subidas y recaídas en los niveles de estrés y de la ansiedad.
Los motivos por los que se empieza a fumar son variados, según señaló Moro Álvarez, «Inseguridad, nervios, preocupación, agradar a los demás, la presión de un grupo… son algunas de las razones que buscamos para justificar la necesidad de un cigarrillo». En los últimos años, eso sí, con el aumento de la información sobre la toxicidad del tabaco y la mayor presión social -traducida finalmente en la prohibición de fumar en determinados lugares públicos- se ha detectado un mayor número de personas que lo que desean es dejar de fumar. Apartar al fumador del tabaco es algo que, en muchos casos, no es precisamente sencillo.
Tal y como afirmó Lorenzo Moro, es habitual que se precisen «distintos mecanismos o tratamientos» para lograr el objetivo. Hay que incidir tanto en los aspectos físicos de la dependencia del tabaco (con fármacos) como los psíquicos (modificando hábitos, con técnicas psicológicas) y, a poder ser, contar siempre con el apoyo del entorno social, ya sea de la familia o de grupos terapéuticos.
El Día Mundial sin Tabaco se instauró en el año 1987 por la Asamblea Mundial de la Salud, con el objetivo de hacer más visibles los riesgos que supone el consumo de tabaco para la salud. Anualmente, alrededor de 50.000 muertes en España se vinculan al tabaquismo. Con motivo de esta conmemoración, el Servicio de Prevención de Drogodependencias desarrolló una serie de actividades encaminadas a la «sensibilización, información, tratamiento y prevención» del tabaquismo. Dentro de estas iniciativas se llevaron a cabo talleres sobre prevención en distintos centros educativos del Valle del Nalón, dirigidos fundamentalmente a alumnos de la ESO, en colaboración con los Servicios Sanitarios del área VIII. También se habilitaron mesas informativas a través de las cuales se difundió información, en colaboración con las oficinas de información juvenil.