Los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte de los más jóvenes, una realidad que va ligada frecuentemente al consumo de alcohol y otras drogas, lo que ha provocado en los últimos años un descenso de la edad de los siniestrados.
Junto a este problema, la depresión que lleva al suicidio ha experimentado progresivamente un importante aumento que lo sitúa como la segunda causa de muerte. Los trastornos alimentarios, la aún importante incidencia del sida, la constante preocupación por las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados son los problemas de salud con una mayor importancia entre la población joven.
Una problemática que, según los expertos, es entre los 10 y los 16 años cuando puede abordarse con mayor eficacia para prevenir futuros casos. Precisamente con este objetivo se puso en marcha el programa Forma Joven, que reunió ayer en Granada a más de 400 jóvenes de toda Andalucía encargados de mediar con los jóvenes de su entorno, informándoles y orientándoles al respecto.
Los accidentes de tráfico son la primera causa de mortalidad en estas edades. A este respecto, según los datos aportados por la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), más de la mitad de las víctimas mortales de accidentes de tráfico tienen entre 15 y 34 años, con un predominio de los accidentados entre 15 y 24 años, seguidos por los de entre 25 y 34 años. Una edad que ha descendido poco a poco, de modo que hasta 1998 la mortalidad era mayor en el grupo de 25 a 34 años, si bien poco a poco se ha desplazado al grupo de 15 a 24 años. Este dominio se debe mayoritariamente a la supremacía de los más jóvenes en los accidentes en zonas urbanas y metropolitanas, en vehículos de dos ruedas, mientras que los accidentes en carreteras las víctimas se distribuyen más uniformemente, con una mayor implicación de turismos. Accidentes que van íntimamente ligados en la mayoría de los casos a la noche y las adicciones al alcohol y las drogas. Mientras que la población general experimenta un descenso del abuso del alcohol, entre los jóvenes se da el consumo abusivo, con una especial incidencia los fines de semana, en los que se duplica e incluso triplica el consumo.
Menos bebedores
La evolución experimentada en los últimos años indica también un descenso del grueso de bebedores, entre los que son mayoría los jóvenes de entre 21 y 24 años, mientras que hace siete años predominaban entre los 25 y los 34 años.
Asimismo, entre un 1% y un 2% padece trastornos de la alimentación, como la anorexia o la bulimia, problemas que prodominan ampliamente entre las jóvenes.
Sin embargo, los problemas de salud que más parecen preocupar a los jóvenes son los ligados a su sexualidad. Los embarazos en la adolescencia, aunque no representan un peso elevado en el conjunto de las mujeres, son causa de preocupación social. De hecho, casi la mitad de las interrupciones voluntarias del embarazo se producen antes de los 24 años, con una tendencia creciente. Junto a los problemas relacionados con el embarazo, el comportamiento de los jóvenes en las relaciones sexuales van ligados frecuentemente a problemas con el orgasmo, la impotencia o sobre el uso incorrecto de los anticonceptivos, especialmente de la píldora postcoital. A diferencia de otros problemas, esta situaciones son más comunes en las chicas.
Por el contrario, el sida ha experimentado un importante retroceso como causa de muerte y como causa de enfermedad, pasando a ocupar el tercer lugar tras el tráfico y el suicidio. En estos casos destaca un claro predominio de la infección en varones, con una relación de cinco hombres por cada mujer. Las vías de contagio siguen siendo la derivada del uso de drogas, así como la práctica de relaciones sexuales sin protección.