Salomé y Aída son dos adolescentes cántabras más, que como el resto los jóvenes de su edad esperan ansiosas el fin de semana para desconectar de la rutina diaria.

Dos chicas a las que escribir les parece una buena forma de evadirse y por eso se presentaron al X concurso de Redacción organizado por Proyecto Hombre bajo el título «Busca alternativas a lo de siempre y cuéntanos una historia». Un certamen que pretende usar la prevención, como mejor método para que los jóvenes no se dejen arrastrar por un problema tan presente en la sociedad como son el alcohol y las drogas.

«Lo que pretendía era reflejar la forma de vida de la juventud de hoy en día que no sabe cuando hay que decir basta». Con esta rotunda frase, Salomé Preciado, autora de la redacción «Caminando por la vida» explica porqué decidió participar en este concurso en el que ha resultado ganadora de la categoría B.

Salomé tiene 17 años, y no hace falta que nadie le abra los ojos a esta realidad social. «Poca gente se conoce tan bien a sí misma como para saber dónde están los límites. Yo he intentado dar un punto de vista nuevo porque es muy triste que la gente diga que si no bebes no te diviertes»

La raíz del problema

«Por lo general el culpable es el ambiente dónde te mueves, los adolescentes empiezan a beber porque lo ven como algo normal». Esa es la base de todo el problema para la otra ganadora del certamen, Aída Cuevas.

Aída afirma que sabe muy bien cómo divertirse sin tener que recurrir a las drogas. «Todos esperamos ansiosos a que llegue el fin de semana, tienes muchas ganas de estar con tus amigos en otro lugar que no sea el instituto y vas a los bares o a las discotecas a charlar y bailar.

Te puedes tomar una copa pero no salir con la finalidad de emborracharte, eso es muy triste».

Para Salomé el motivo por el que la mayoría de los jóvenes recurren al alcohol es otro. «Aunque el ambiente donde te mueves y tus amigos pueden ser muy influyentes, el principal motivo es la ignorancia de las personas. El problema está en nosotros, ya que somos los propios jóvenes los que inducimos a beber al resto porque si sales y no bebes no eres guay».

Salomé tiene muy claro que lo que necesitan es motivación porque para ella la juventud está muy parada, muy pasiva. «Nos conformamos con lo que nos dan y no nos molestamos por nada, no tenemos objetivos» afirma. Un punto de vista que su compañera Aída comparte: «nos aferramos siempre a la misma rutina, llega el fin de semana y muchas veces sales sólo por salir».

Otras Alternativas

«Alternativas siempre hay lo que ocurre es que unos las ven y otros no. Para mí es muy importante tener ocupaciones durante la semana que no sean únicamente los estudios. Yo practico deporte y eso te hace ver las cosas desde otro prisma. Lo pasas genial , conoces gente y te ayuda a evadirte mucho más que emborracharte o tomar otro tipo de drogas», asegura Aída.

Pero además de los deportes u otras actividades existe el programa «La noche joven». Se trata de una iniciativa puesta en marcha por el Ayuntamiento de Santander planteada como una forma de ocio diferente para los fines de semana. Un total de 30 talleres conforman el programa que este año presenta su novena edición.

«Yo he asistido unas cuantas veces y está muy bien. Lo que ocurre es que la gente piensa que por asistir eres un niño y que se está mejor de fiesta. Hay que animarles a que vayan un día, seguro que repiten».

Salomé también cree que faltan centros de ocio para los jóvenes. «Hay que concienciar a la gente de que esto es un problema de todos, y parece que las personas mayores se preocupan más del ruido que hacemos o de los estropicios que se crean los fines de semana, que del problema en sí».

Aída se presentó al concurso porque para ella escribir es la mejor forma de evadirse, tanto es así que tiene claro que va a ser periodista. «Para mí escribir es la mejor forma de reflexionar, ya que puedes tener tu opinión muy clara, pero cuando lo plasmas en el papel surgen ideas nuevas, por lo que animo a todo el mundo a que lo pruebe».

El alcohol y otras drogas

¿Es el alcohol el único problema? Ambas tienen claro que el mundo de las drogas va más allá del consumo de alcohol. Aída asegura que emborracharse es lo más fácil. «Está al alcance de cualquiera. Además no consideramos el alcohol como una droga, lo vemos como un cubalibre que te tomas y no pensamos que nos pueda hacer tanto daño como la heroína, la cocaína, o las pastillas aunque a largo plazo es igual de dañino».

Salomé piensa que lo más grave es que la mayoría de los jóvenes piensan que si un día te emborrachas, al día siguiente sigues vivo, algo que puede que no ocurra con las pastillas u otro tipo de drogas.

Para estas chicas, un problema añadido a la facilidad para acceder al alcohol, es el gusto que se siente por lo prohibido, la curiosidad de probar algo nuevo. En este sentido, Aída afirma que quizá si se legalizaran, las drogas pasarían inadvertidas y se consumirían menos que ahora. «Ya no habría que saltarse las normas, pues está claro que la sociedad no quiere que le impongan lo que tienen que hacer y menos aún en el caso de los jóvenes».

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Aída y Salomé no lo dudan cuando tienen que describir la situación que atraviesa la juventud actual. «Vamos a la aventura, sin rumbo. El miedo a quedarte atrás y a que te miren como a un bicho raro, te arrastra a hacer lo mismo que el resto sin pararte a pensar lo que haces y en lo que te puedes llegar a convertir».