«Al principio se dijo que se iba a terminar el mundo y luego hemos visto la ley de prevención del tabaquismo ha sido socialmente bien aceptada», declara Manuel Cantera, neumólogo del Hospital General. El especialista, a pesar del beneplácito de la norma, considera que aún se queda corta en algunos aspectos.

Una de las lagunas que observa el experto sanitario es que «la ley falla en el tabaquismo pasivo». Por eso, Cantera apela a aumentar las restricciones del consumo de tabaco en bares y restaurantes. Y es que «la prohibición parcial tiene muy poco impacto», lamenta el neumólogo con respecto a la permisividad de la ley y la flexibilidad que otorga para poder fumar en estos recintos.

«Si las medidas restrictivas se ampliaran a más espacios públicos, dejaría más gente de fumar», apostilla la presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en la provincia, Concepción Díez, quien comparte la opinión del médico del Hospital General de extender y reforzar la prohibición hasta hacerla total, con especial hincapié en evitar cualquier publicidad.

Norma eficaz

El endurecimiento propuesto tiene su razón de ser en que, por ejemplo, desde que se entró en vigor la ley de prevención del tabaquismo, el 1 de enero del 2006, la cantidad de fumadores que han abandonado este peligroso hábito se sitúa en torno al 16%, subrayó Cantera, lo que demuestra que la norma es efectiva. Sin embargo, insiste en que «la Administración debería obligar a estabecer la prohibición de fumar en los lugares públicos».

La ley estatal antitabaco, con dos años y medio de recorrido, ha logrado de forma más que generalizada erradicar el humo de los lugares de trabajo; pero su eficacia en el sector de la hostelería sólo es anecdótica, como recuerda el neumólogo segoviano.

Los restaurantes y bares que no permiten fumar se cuentan con los dedos; los que pese a tener más de cien metros no han separado, en cumplimiento de los requisitos de la regulación del Gobierno central, las zonas de fumadores y las libres de humo son prácticamente todos. A ello, sin duda, ha contribuido la indefinición legal dado que la concreción de estos detalles está en los juzgados en plena batalla entre la Junta de Castilla y León con su decreto y la Administración central.

Escaso control

Pero no sólo el cumplimiento de la normativa es discutible, también lo es la labor inspectora, que hasta la fecha es baja e irregular y, sobre todo, ha respondido a denuncias y no a iniciativas administrativas de control sistemático.

Así, durante el pasado año, Sanidad llevó a cabo 390 controles en toda Castilla y León, prácticamente un porcentaje paupérrimo de uno al día en el conjunto de las nueve provincias. En dieciséis casos, hubo sanción.

La mayoría de los castigos y controles los acumula el sector hostelero. Por el contrario, de la actividad sancionadora se deduce el logro de la erradicación prácticamente total del tabaco en los centros de trabajo.

Otro dato que revela que la irrupción de la ley en la escena social y económica ha perdido fuelle con el paso del tiempo es que las ventas de tabaco en sus distintas modalidades siguen en aumento, como revelan los datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos, órgano dependiente del Ministerio de Economía.

En Segovia, en los primeros cuatro meses del año se han vendido 4.487.604 cajetillas, 379.017 paquetes más que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Estos guarismos representan un incremento en las ventas superior al 9%, tres puntos por encima de la subida experimentada en España.

Estas estadísticas también revelan los notables incrementos en las ventas de tabaco para liar y de picadura, con crecimientos del 40% y de 52%, respectivamente.

151,4 millones de euros

En cuanto al dinero generado, el aumento de los precios registrado por algunas marcas y la subida de las unidades vendidas tienen su reflejo en las ganancias, ya que en la provincia segoviana los fumadores se han gastado en los cuatro primeros meses del año 151,4 millones de euros -12,2 millones más si se compara con el mismo periodo del 2007-, o lo que es lo mismo, una subida de los ingresos de casi el 8%.