Los responsables de Proyecto Hombre desvelaron ayer un dato cuanto menos inquietante. En los dos últimos años han visto cómo en las comunidades y centros de desintoxicación de consumo de drogas en Sevilla la llegada de menores adictos a sustancias estupefacientes se ha multiplicado por diez, un incremento exponencial que se ceba especialmente con los chavales de edades comprendidas entre los 14 y los 18 años. El director de esta ONG hispalense, Francisco Herrera, y el nuevo presidente del Patronato del Proyecto Hombre, Antonio Fragero, avanzaron a Diario de Sevilla el perfil de estos menores que recalan en sus programas de desintoxicación para encontrar una salida al túnel de la droga.

La media habitual de 10 menores al año en Proyecto Hombre se hizo añicos en 2003, cuando se hizo necesario establecer dos comunidades de menores debido a la alta demanda existente. Así, comentó Herrera, Proyecto Hombre viene tratando a un centenar de jóvenes de entre 14 y 18 años por ejercicio desde hace dos años, la mayoría de ellos con problemas de adicción al cannabis y la cocaína, los dos principales drogas con arraigo en la juventud hispalense. No en vano, España es el primer país europeo y el segundo del mundo tras Estados Unidos en el consumo de cocaína.

La cada vez más temprana edad de inicio se cimienta, según los responsables de Proyecto Hombre, en tres grandes pilares: el fracaso escolar derivado del descalabro de la Logse; la falta de ideología política y el triunfo de la publicidad y del todo vale. «Los narcotraficantes venden droga como si vendiesen coca-cola, apoyados en grandes campañas de marketing. No tiene sentido, por ejemplo, que en un momento de persecución implacable a los fumadores exista un clima de cierta tolerancia con el cannabis», precisa el director de la ONG, quien alude también a los valores en alza que transmiten incansablemente las parrillas de las televisiones, «con formatos tipo Gran Hermano en los que priman los jóvenes guapos que sin esfuerzo lo consiguen todo».

Este malestar, según los responsables de Proyecto Hombre, es permeable al tren de la droga, «que ya no distingue entre clases sociales, niveles educativos o zonas residenciales». Como ejemplo, Herrera expuso que un grupo de chavales de perfil «niños bien» llegó a Proyecto Hombre de la mano de sus propios catequistas de una parroquia de un céntrico barrio de Sevilla.

Gracias a los programas de detección escolar puestos en práctica en Sevilla por Proyecto Hombre, el grueso de los menores con problemas de adicción llegan de la mano de profesores, padres y el boca a boca. Ocho de cada diez chavales llaman a la puerta de Proyecto Hombre a través de esta vía de acceso; los dos restantes lo hacen derivados por la Fiscalía de Menores, ya que se tratan de chicos con causa abierta por actos delictivos.

Fragero y Herrera se entrevistaron ayer en el Ayuntamiento con el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, para exponerle la memoria de los 15 años de acción de Proyecto Hombre en Sevilla. El Consistorio es cofundador nato de Proyecto Hombre, iniciativa que surgió por la «epidemia de heroína» que entonces asolaba la capital. En estos 15 años, alrededor de 14.000 jóvenes han pasado por esta ONG, a razón de 300 al año como media. En la actualidad, son 415 los chavales integrados en los programas contra la drogadicción, que tienen una duración de ocho meses.