¿Qué actitud debe tomar la familia ante un miembro alcohólico?, ¿Cómo ayudarlo y no empeorar la situación?, ¿En qué momento intervenir? Aquí están las respuestas de un especialista. No se puede forzar a un alcohólico a pedir ayuda, pero frecuentemente la falta de información en la familia y la sensación de no poder hacer nada, llevan a que el problema se agudice y llegue a su punto crítico.
Nadie está preparado para enfrentar el problema de adicción de un familiar o amigo. Es difícil comprender que se trata de una enfermedad y para superarla será necesario un tratamiento especializado, probablemente multidisciplinario. A la negación inicial de los propios familiares se sumará la reacción del afectado cuando ésta trate de intervenir, ya que parte de su problema será justamente la resistencia a asumirlo.
Ante ello el especialista en adicciones del Centro Médico Schillkrut Alejandro Fernández entrega sus consejos:
La familia debe intervenir
Según el doctor Alejandro Fernández, es un mito que la persona afectada por una adicción esté conciente de su problema o tendrá la voluntad de enfrentarlo por sí sola. «La verdad es que por las características que tiene la enfermedad, es muy raro que la persona pueda tomar sola la decisión de tratarse, porque no no se va a dar cuenta habitualmente».
El resultado de los tratamientos muestra que no existe diferencia entre el paciente que llega voluntaria o involuntariamentemente. «Y tampoco es tan voluntario, porque generalmente llegan porque tuvieron algún costo en algún ámbito de su vida y si no le ponían atajo, si no llegan con la respuesta en su trabajo o su familia, tendrían graves consecuencias? pero llegan con la idea de ir sólo a un par de consultas».
Enfrentar el problema
Los miembros de la familia a menudo inventan excusas ante otras personas o tratan de proteger al alcohólico de las consecuencias de su consumo de alcohol. Es importante dejar de encubrir al alcohólico para que pueda experimentar en su totalidad las consecuencias de este consumo.
Información previa
Las familias suelen lidiar con este problema sin conocimientos de la materia y de dónde acudir cuando la situación se vuelva crítica. Hacer previamente estas averiguaciones y conversar en conjunto las medidas a tomar aliviará en gran parte la situación. Es recomendable contar con la información sobre las opciones de tratamiento por anticipado, y cuando la persona esté dispuesta a recibir ayuda, llamar de inmediato para hacer una cita con el especialista.
«Muchas veces sirve consultar previamente con el especialista como familia para llegar más orientados, porque es habitual que se encuentren con el rechazo y la resistencia por parte del afectado, a menos que esté necesitando del apoyo de la familia y esté en el límite de que quizás no pueda volver a la casa», puntualiza Fernánez.
Buscar la opinión de un especialista
Es difícil que la persona adicta tome conciencia real de su problema, porque siempre piensa que tiene el control y puede dejar de beber o consumir drogas, lo cual no es posible cuando la persona tiene una adicción. Además al comienzo existirá siempre resistencia o rechazo a que los demás le digan que deje de beber, por ejemplo, considerando que también lo hacen en las fiestas.
Pero lo importante es que sea un especialista en adicciones quien haga ver la realidad a la persona. «La actitud de la familia debiera ser siempre el plantear al afectado, como «vamos a que un especialista opine», para que éste sea quien le diga lo que tiene que hacer, porque de otra forma se transforma en una pelea en que la familia siempre termina sintiendo que ha intentado en vano».
Plantear compromisos
Las familias normalmente buscan pactar compromisos con la persona adicta, que son importantes para decidir cuándo intervenir. Por ejemplo, después de una situación desagradable por la bebida prometen que nunca más sucederá pero vuelve a repetirse. Las consecuencias pueden variar desde rehusarse a asistir con la persona a cualquier actividad social donde se sirva alcohol hasta mudarse de la casa.
«La imposibilidad de cumplir este compromiso es determinante y la familia deberá asumir este rol, y especialmente si es un adulto, de tratar de «conciliar» la consulta», explica el doctor Alejandro Fernández. Pero cuidado, se trata de condicionamientos al apoyo más que amenazas. «Las amenazas no son buenas porque el paciente se suele dar cuenta de que es algo que no se va a cumplir. Se debe evaluar primero como familiar qué se está dispuesto a hacer y hasta dónde está dispuesto a llegar si las cosas no cambian».
Consideraciones
El alcohol puede originar serios problemas de salud, incluso cirrosis, demencia y destrucción de los músculos del corazón (cardiomipatía). Los alcohólicos tienen mayor riesgo de accidentes, especialmente cuando están ebrios (borrachos). El alcoholismo afecta seriamente la relación del alcohólico con su familia, limita las aspiraciones profesionales del individuo y, finalmente, causa la muerte. Evite que los jóvenes y adolescentes beban. Las posibilidades de desarrollar este mal son mayores entre aquellas personas que comienzan a beber en edades tempranas.
Tratamientos
El método más eficaz para abandonar el consumo abusivo del alcohol, son los grupos de Alcohólicos Anónimos u otras instituciones similares, en los que los mismos alcohólicos se ayudan entre sí.
Existen grupos con diferentes orientaciones (religiosos o laicos), y que agrupan a personas con distintos intereses profesionales o sociales. En esos grupos los alcohólicos buscan y construyen un círculo de relaciones ajeno al consumo de alcohol y procuran recuperar la autoestima y la confianza sin intervención de la bebida.
Cuando un alcohólico presenta síndrome de abstinencia, deben atenderse en primera instancia esta patología, luego ingresará a la fase de desintoxicación y posterior rehabilitación. Algunos fármacos se utilizan para tratar la adicción al alcohol.
Señales de alcoholismo
- Mas allá de la cantidad, se emborracha o se pone «a tono» regularmente.
- Miente acerca de la cantidad de alcohol que está usando.
- Abandona sus hábitos comunes
- Planea tomar por anticipado y esconde el alcohol
- Tiene que tomar más que antes para emborracharse
- No piensa que puede divertirse a menos que esté borracho
- Tiene muchas resacas
- Presiona a otras personas para que beban
- Se le olvida lo que hizo mientras estaba tomando
- Se siente decaído, sin esperanzas y deprimido
- No le importan los demás