Las drogas en la sociedad actual son un tabú, un tabú motivado principalmente por el desconocimiento, desconocimiento de substancias que conviven, con más o menos intensidad según los tiempos, con el hombre, convivencia de 5.000 años, convivencia que no ha servido para conocernos. Los padres y los educadores, la sociedad en general desconocen la realidad de las drogas, les asustan, las rechazan, las evitan, las persiguen, pero por suerte o por desgracia son una realidad. El desconocimiento provoca miedo y el miedo desconfianza y rechazo a lo desconocido. ¿Qué debe hacerse ante la presencia de una realidad? Lo más lógico, afrontarla, pero ¿y como?, por supuesto conociéndola.
La juventud tampoco conoce las drogas, las utiliza, pero no las conoce, ¿y quien debe de enseñarle como son? ¿Los padres? ¿los educadores? Si estos las desconocen y las rechazan, las evitan, ¿como se lo van a explicar? Es la propia droga la que les enseña como es y, cuando de verdad la conocen, ya es tarde para dejarla, les envuelve y les atrapa.
Es la sociedad la culpable de que los chicos no crezcan, una sociedad que a pesar de sus avances, sobretodo tecnológicos, no sabe como educar a la juventud en el conocimiento de aquello que realmente deben de conocer y que les debe de preocupar. No podemos quejarnos de la falta de valores en la juventud si también existe esta falta en la sociedad actual.
El gobierno emplea una política de prohibición y penalización usando el miedo y las mentiras o las medias verdades y la manipulación de la información, para conseguir que la juventud no consuma, una desacertada habilidad para conseguir lo opuesto a lo pretendido, ya que día a día imparablemente va creciendo el consumo. Con el miedo y la falsedad la juventud no traga, la juventud no es tonta y sabe cuando la engañan.
Los medios de comunicación publican noticias sin confirmar su veracidad y sobre todo se apoyan en los sucesos delictivos, ven las drogas solo desde la perspectiva de robos, chantajes, asesinatos, etc., cuando sin drogas estos sucesos también existen. No se sabe a ciencia cierta, cual es la causa y cual el efecto, si se drogan porque han robado o se drogan para robar.
Los padres y educadores lo único que conocen son los mensajes poco realistas que reciben del gobierno y de los medios de comunicación y caen en el mismo error, la utilización del miedo y en creer cierto todo los que les dicen.
Para que los chicos crezcan hay que afrontar la realidad y lo que deben recibir desde todos los estadios de la sociedad es, además de las materias que ya estudian, información y formación veraz, formación que les prepare para hacer frente a todos los retos que la vida les va a plantear. Y esa formación debe de ir dirigida también esencialmente a los padres y educadores y a todos los medios de comunicación, para que sus consejos, enseñanzas y crónicas o noticias puedan fructificar en una real y efectiva formación de la juventud.
Desde casa y desde la escuela se tiene que dar importancia y enseñar, desde temprana edad, a saber distinguir entre uso y abuso, a tener seguridad en un mismo, a tener formada una escala de valores, a saber asumir nuestros derechos pero también nuestras obligaciones, el respeto a los valores de los que nos rodean, a respetar los gustos y la comodidad de los demás, a respetar las ideas y opiniones ajenas aunque no las compartamos, a tenernos respeto a nosotros mismos, tanto psíquica como físicamente, a no abusar nunca de las cosas ni de las personas, a ser conscientes de nuestra responsabilidad delante de la sociedad, a no engañar nunca ni a los demás ni a nosotros mismos, a que el hacer servir no quiere decir dilapidar, a que por mucho que se tenga es siempre bueno ahorrar, a respetar y tener cuidado de las cosas, los animales y las personas, a tener muy claro que no son buenos todos los medios para conseguir algo, y a tener bien arraigado el sentimiento de la propia estima. Deben tener muy claro que todos los derechos democráticos acaban para uno cuando invade los derechos de los demás. Solamente así podrán crecer y ser capaces de hacer uso de las cosas no cayendo nunca en el abuso.
A los padres y educadores hacerles ver, con información y formación veraz, la realidad de que las drogas son todas drogas, tanto las ilegales como las legales, y que estas últimas están catalogadas como entre las más fuertes y que tengan un pleno conocimiento de la realidad de sus ventajas y desventajas, a dejar a un lado las posiciones dictatoriales, autoritarias y penalizadoras por las de la ayuda, diálogo y comprensión.
Las drogas en si no son ni buenas ni malas, lo que las hace buenas o malas es su uso (terapéutico) o su abuso. Los conceptos de uso y abuso son una de las primeras lecciones que se deberían de recibir ya que la mayoría de los males que aquejan a nuestra sociedad son casi todos debidos al abuso, de drogas, de comida, de poder, de prepotencia, de autoridad, etc., y que todos de una manera u otra son nocivos para el individuo y la sociedad. Debería de instaurarse en la enseñanza una asignatura de SALUD que no solo abordase el tema de drogas sino la salud en general y que sirviera para que la juventud adoptase una forma de vivir libre y sana y que a la vez también sirviera para combatir otros problemas que les acechan como, por ejemplo, son la bulimia y la anorexia, la obesidad, la hepatitis el VIH, etc.
Para que los chicos crezcan también es ya hora de que la prevención deje de ser sinónimo de represión y adquiera su verdadera importancia y función: preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar algo. Tal y como la define el diccionario de la RAE.