En mi trabajo como voluntario en el Club de Trabajo del CAS (Centro de Atención y Seguimiento de Drogodependientes) he ido observando que el hecho de ser seropositivo en VIH comporta por parte de la sociedad el darle a la persona infectada el estatus de intocable, de apestado, de transmisor de la enfermedad, casi por el solo hecho de hablar con él.

Muchos de los enfermos tienen, por esta causa, el certificado de disminuido físico y como sea que describe la causa de la disminución, en lugar de ser una facilidad por encontrar trabajo es en la realidad un obstáculo.

Harían falta unas campañas de información y divulgación a la sociedad de la realidad de esta enfermedad y las causas que pueden ocasionar la transmisión del virus para sacar el miedo de dar trabajo a los afectados y no tener miedo de convivir y trabajar con él.

Es amoral que por desconocimiento encima del gran problema que es el estar afectado por el VIH la sociedad en lugar de darles apoyo y ayuda los rechace cómo se hacía con los leprosos.
El VIH ha sido encontrado en la sangre, el esperma, las lágrimas, el tejido nervioso, leche materna y secreciones del trato genital. Hace falta recordar, hasta la saciedad a la sociedad, que el VIH no es transmitido por contacto casual como abrazar o tocar, ni por objetos cómo pueden ser los asientos de los W.C. o platos, ni por picaduras de mosquitos. La infección se transmite mediante el contacto sexual incluyendo el sexo anal, oral o vaginal, por transfusiones de sangre o por agujas infectadas (intercambio de jeringuillas entre drogodependientes) y en mujeres embarazadas al feto o al dar de mamar.

Se desprende de todo esto que se puede tener convivencia y contacto laboral con los afectados de VIH sin miedo a que se los transmita la enfermedad y procurando darles el máximo de apoyo y ayuda.