El director general de Drogodependencias, Bartolomé Pérez Gálvez, consideró ayer «contradictorio» instalar unidades de dispensación de metadona en zonas con tráfico de drogas. El polémico Parque Ansaldo es un ejemplo. En la provincia, más de 2.300 heroinómanos reciben asistencia con este tratamiento.
Los pacientes acudirían a una Unidad de Conducta Adictiva (UCAS) para la dispensación de metadona, pero al mismo tiempo se encontrarían cara a cara con los traficantes de drogas. Éste es el motivo por el que el director general de Drogodependencias, Bartolomé Pérez Gálvez, desaconseja instalar centros de suministro para el tratamiento en zonas marginales como la del Parque Ansaldo. A su juicio, «resultaría una contradicción, cuando precisamente lo que se busca es su rehabilitación».
Sin embargo, la Asociación de Vecinos El Salt de San Juan no opina lo mismo. Sus miembros, quienes preparan para mañana una concentración contra la inseguridad ciudadana y la falta de vigilancia policial, consideran que este centro permitiría controlar a los toxicómanos que pasan por El Salt, zona más cercana al polémico barrio, en busca de su dosis diaria. Pérez Gálvez aseguró que en otros municipios se ha demostrado su ineficacia.