El “Centre d Estudi i Prevenció de Conductes Addictives” (CEPCA) no se queda en el señalamiento de las condiciones en que se desenvuelve la labor periodística en relación con las conductas adictivas, sino que propone actividades específicas orientadas a mejorarla.

El CEPCA, es una dependencia de la Consellería de Bienestar Social del Consell d Elvisssa y Formentera, es decir de Ibiza y Formentera, el par de islas más importantes de las Pitiusas, así llamadas por ser “tierra de pinos”, que forman parte del Archipiélago Balear.

Con pinos y mil bellezas más, con una población algo mayor a las 90.000 personas (88.000 ibicencos, 5.600 formenterenses), las Pitiusas no escapan al problema mundial de la acción deletérea del tráfico y el consumo de drogas y de otras conductas adictivas.

CEPCA publicó a fines del 2003 los resultados de una investigación acerca de “Las conductas adictivas en la prensa de Ibiza y Formentera”. En Cumaná, capital del estado Sucre, en el oriente de Venezuela, vimos la información en la página web lasdrogas.info, que mantiene exitosamente el Instituto para el Estudio de las Adicciones, una ONG con sede en Tenerife. Es una página que seguimos a diario y de la cual aprovechamos mucho y bueno, principalmente para llevarlo a la Fundación Unidad de Tratamiento al Fármacodependiente (FUNDAUTAF) que en esta ciudad funciona como organismo del gobierno regional, y cuyo personal rinde un servicio que con mucho supera los muy escasos recursos que se le asignan.

Nos interesó en particular tal información porque nos interesa cuanto tenga que ver con periodismo y porque aquí colaboramos de modo voluntario en tareas de prevención y atención a fármacodependientes. De modo que escribimos a la gente de CEPCA y poco después, en demostración de eficacia comunicativa, recibimos un ejemplar, que es mucho más que eso, pues demuestra el espíritu solidario que se da y crece en toda la España democrática, en las más diversas de sus comunidades autónomas.

La investigación se propuso “estudiar y analizar el cómo se comunica en Ibiza y Formentera sobre el fenómeno de las drogas”. Es éste un primer mérito. No se fueron a algo etéreo, inasible, ni pretendían abarcar lo mundial, lo general. Abordaron un fenómeno concreto que se da en un contexto local. Es de estimar que confían en lo productivo de un método que va de lo particular y local a lo general y mundial. Y en verdad que los acompaña la razón, pues si no se precisan las características que el fenómeno adictivo presenta en el contexto inmediato y se intenta trasvasar mecánicamente las experiencias nacionales o internacionales lo más seguro es un fracaso.

Con objetivos muy precisos, durante el lapso comprendido entre el 1º de enero de 2002 y el 31 de diciembre del mismo año, los investigadores del CEPCA revisaron acuciosamente las páginas del Diario de Ibiza, Última Hora de Ibiza y Formentera y El Mundo de Ibiza y Formentera. Ello supuso prestar atención a las 1086 ediciones aparecidas en 362 días, que por cierto suman cada día laborable un tiraje cercano a once mil ejemplares, cifra que se eleva a unos 15.000 en domingo.

Toparon con un hecho preocupante. En 1984 se realizó en las Pitiusas un estudio “entre los adolescentes escolarizados, respecto de su conocimiento y actitudes sobre las drogas”. Casi 20 años después, el nuevo estudio de CEPCA reflejó que “poco, o nada, habían cambiado las cosas (…) en cuanto a la principal fuente de información que dicen tener nuestros jóvenes sobre este tema”. Hoy como ayer, apenas 3 de cada 10 pobladores entre 14 y 18 años señalan que fueron sus padres o sus profesores los que los informaron sobre la materia.

De allí una tajante afirmación que resuena como campanada de alerta: “Los principales agentes educativos y preventivos, la familia y la escuela, siguen en este milenio, haciendo dejación de su responsabilidad formativa al respecto y la trasladan a otros ámbitos de la sociedad”

¿Por qué tal desviación? ¿Cuáles son entonces las fuentes principales que nutren de tal información a los más jóvenes y a los adultos desconocedores del mundo de las adicciones?

La respuesta a la última pregunta, derivada de evaluaciones practicadas en los centros escolares, es que “6 de cada 10 (más de la mitad de nuestros adolescentes y jóvenes), siguen teniendo como principal elemento informador sobre drogas, o bien a sus amigos, o a los diferentes medios de comunicación social”.

En Venezuela y en nuestra zona oriental, aunque quien esto escribe carece de datos confiables, no corremos riesgo alguno de equivocación al evaluar el cuadro como muy similar, tanto como lo es el creciente papel de los medios en la conformación de valores y visiones del mundo y la sociedad. Siendo así, se cae de maduro el alto significado que reviste la elevación de la capacidad y la calidad de cada periodista, de cada comunicador social, y el reforzamiento de su conciencia ética.

El estudio del CEPCA refuerza esa comprobación para el caso específico de las conductas adictivas, en particular las referidas a las drogas legales e ilegales, y de allí que plantee con claridad que “La información y la responsabilidad son cuestiones compatibles que se hacen verdaderamente necesarias al tratar temas relacionados con el fenómeno de las drogas. Y ello es debido a la complejidad del fenómeno y a sus repercusiones humanas, económicas y sociales”.

Lo cierto, sin embargo, es que por diversas causas, no cae del cielo sobre los periodistas la comprensión cabal de ello y por ende los investigadores del CEPCA al arribar a las conclusiones, han priorizado el traslado de la información recabada hacia los propios medios para alcanzar un mayor conocimiento mutuo y para presentar propuestas y debatirlas de modo de “ampliar y mejorar esa función de agentes socializadores de primer orden” que es intrínseca a los medios y a quienes en ellos se desempeñan.

De las sugerencias y propuestas con que culmina el trabajo a que nos venimos refiriendo queremos destacar:

1) La necesidad de que la prensa, la radio y la TV emitan respecto a las drogas mensajes realistas, objetivos y veraces, ajenos a cualquier intención alarmista ni dramatizadora.

2) Contribuir a la desmitificación del fenómeno en sus distintas maneras de producirse y con relación a los distintos individuos que en él se ven envueltos.

3) Ayudar a que padres, profesores y comunidad se sepan implicados en el problema y dispuestos a dar de sí cuanto puedan y deban, a partir de la comprensión de que nadie puede sentirse a salvo, y de que al final, de uno u otro modo, todos resultamos víctimas.

4) Solicitar una ampliación de los espacios destinados a un tratamiento en positivo de la cuestión adictiva, así como concienciar a los responsables de los medios en cuanto a dar prioridad máxima a la difusión de lo que sirva a la prevención.

5) Elevar en los comunicadores el grado de conocimiento de lo que a drogas y otras fuentes de conductas adictivas se refiere.

En nosotros, pues, el efecto de la investigación del CEPCA es el de incentivarnos para ver cómo aplicar lo aplicable de sus propuestas en condiciones seguramente menos propicias, con recursos seguramente menores, pero con la misma convicción de estar enfrentando hechos que afectan a porciones cada día más amplias de la sociedad.

Firmado: Silvio Orta Cabrera