Esta es la conclusión del mayor estudio sobre muertes relacionadas con el éxtasis que se ha realizado en Europa, bajo la dirección de Fabrizio Schifano, del Programa Nacional contra el Abuso de Sustancias, de la Escuela de Medicina del Hospital de St. George, en Londres, y que publicará sus conclusiones en el número de octubre de Human Psycopharmacology.
El estudio, realizado en Inglaterra y en Gales desde 1996, ha sido testigo del aumento exponencial en el consumo de éxtasis en Europa. Mientras que en el primer año de estudio sólo murieron 12 jóvenes, las cosas fueron empeorando durante los siguientes. En 1998 murieron 26 jóvenes, en 1999 ya fueron cuarenta, superados por los 52 y 72 fallecidos en los años 2001 y 2002 respectivamente.
«La situación cada vez va a peor», ha comentado Schifano, que acusa de la mayor incidencia de esta droga a la bajada considerable de su precio en el Reino Unido. Mientras que en 1996 una pastilla costaba 16,50 libras (26,75 euros), hoy cuestan sólo 7 libras (10 euros). Las víctimas son cada vez más jóvenes: tres cuartos son menores de 29 años y uno de cada siete es menor de 19. «La mayoría de las víctimas son varones. Los datos más preocupantes son los referentes al grupo de adolescentes entre 16 y 24 años, ya que son los más expuestos».
Según el autor, el gran problema del éxtasis es que se consume mezclado con otras sustancias. «Muchas personas lo combinan con alcohol al inicio de la noche para intentar aumentar su efecto. Si se mezcla con cocaína o anfetaminas, el efecto se prolonga; y si se consume con opiáceos o altas dosis de alcohol, se logra un estado de calma propicio para al final de la noche. Todas estas mezclas constituyen un cóctel letal en los jóvenes». La muerte a causa del éxtasis no es instantánea. «Son necesarias varias horas antes de que suceda una hiponatremia -bajada de los niveles de sodio en plasma, que lleva a un edema cerebral- o una hipertermia, que son las principales causas de muerte por el abuso de éxtasis».
(Human Psicopharmacology 2003; 18 (7)).