El Tribunal Supremo de EE UU ha suspendido este jueves el acuerdo con la familia Sackler, propietaria de Purdue Pharma, el fabricante del analgésico al que se atribuye en buena parte la epidemia de opioides que sufre el país, a la espera de una revisión instada por el Gobierno federal. Un tribunal federal de apelaciones había dado su visto bueno al acuerdo de quiebra de Purdue, que protegería a los miembros de la acaudalada familia Sackler de las demandas de miles de víctimas de adicción a los opioides a cambio de una compensación de 6.000 millones de dólares. El bloqueo temporal del acuerdo es el último capítulo de una larga batalla legal, sobre el telón de fondo de la peor crisis de salud pública en EE UU entre la del sida en los años ochenta y la pandemia, en 2020.

Purdue Pharma fabricó, publicitó y convirtió su producto estrella, el analgésico OxyContin, en la primera opción de decenas de miles de médicos para el tratamiento de dolores crónicos no oncológicos. Pero la droga pronto enganchó a decenas de miles de estadounidenses, una adicción que ha causado más de 500.000 muertes en dos décadas. Para otros muchos adictos, el consumo de OxyContin fue la puerta de entrada al fentanilo, una droga sintética 50 veces más potente que la morfina.

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