De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la ingesta mínima tolerable de dioxinas no debe exceder los 4 picogramos (la quinceava parte de un kilo) por kilogramo de peso en una persona. Sin embargo, quien fume 20 cigarrillos diarios está expuesto a altas concentraciones de ese tóxico (cada cigarrillo contiene 4,3 picogramos de dioxina), así como también lo están quienes inhalen -sin fumar- el humo de esos cigarrillos.

Entre 5 y 11 años puede durar la eliminación de la dioxina en el organismo humano y la ingesta en grandes dosis puede causar la muerte, asegura Geraldine Guerrero, farmaceuta toxicóloga del Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico de la UCV, Ciato. A través de la piel, por inhalación (ya que pude transportarse por el aire) o de forma oral (al ingerir alimentos contaminados) son las formas a través de las cuales las personas están expuestas a la dioxina.

Esa sustancia, derivada de la síntesis de compuestos clorinados, es absorbida por tejidos grasosos, como la piel, el páncreas y el hígado, y se efectúa el metabolismo a través de este último órgano. Guerrero señala que sólo es posible detectar la presencia del químico en el cuerpo humano realizando pruebas muy específicas para determinar, por ejemplo, los niveles de dioxina en el tejido adiposo.

Esas pruebas, agrega la toxicóloga, son sumamente costosas, “hasta 2.500 dólares por muestra”, por lo que es muy difícil detectar en un chequeo rutinario un envenenamiento por dioxina.

Las fuentes más comunes de producción de dioxina son la incineración de basura y de plástico como el PVC (con el que se hacen las tuberías de aguas negras, sillas y muebles plásticos), y los incendios forestales.

Pero también, de acuerdo con Guerrero, se ha determinado que dentro de los compuestos del humo del cigarrillo está la dioxina y que ésta se deriva de la combustión de la gasolina de automóviles y camiones.

En todo caso, la especialista señala que quienes están más expuestos a la contaminación con dioxina son las personas que trabajan en fábricas donde se sintetizan compuestos clorinados, como las que trabajan con el blanqueamiento del papel y producción de detergentes con blanqueadores, entre otras.

Una persona puede presentar efectos tóxicos por ingesta oral de dosis desde 100 microgramos acumulados de dioxina por kilogramo de peso. Los efectos más característicos de altos niveles de dioxina en el cuerpo son el cloroacné -producido por la hiperkeratinización de la piel-, el cual desfiguró el rostro del líder opositor ucraniano Viktor Yuschenko.

Pero también, puede causar la activación de los oncogenes que estimulan la producción del cáncer; así como trastornos en la asimilación de la glucosa (diabetes mellitus), neuropatías, infartos, mialgias y desórdenes emocionales.