Las buenas intenciones están bien, pero hasta ahora se han demostrado tan insuficientes en la lucha contra las drogas como la guerra al narcotráfico.

Corría noviembre del 2020 cuando Oregón, estado polarizado entre lo más del progresismo y una extrema derecha muy belicosa en el sentido literal, lanzó un experimento que se calificó de histórico.

La iniciativa de “despenalización de drogas y tratamiento de adiciones”, conocida como medida 110, recibió el apoyo del 58% de los votantes. Esto convirtió a Oregón en el primer estado que descriminalizaba la posesión de pequeñas cantidades de sustancias prohibidas, como heroína, cocaína, metanfetamina y otras.

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